El pasado domingo 14 de enero, se celebró el día mundial de la lógica, fecha que trata de acercarla al conocimiento de esta, en la vida diaria.

Hace unos años escribí un libro sobre negociación política e introduje un capítulo sobre el papel que debe jugar la lógica en la actividad política.

Sostuve entonces que en la política las cosas serían más fáciles si en la Constitución se plasmaran dos cosas, la primera, que para hacer las leyes, el Legislador debería atender primero al principio básico de la sencillez, y la segunda, que a los políticos se les exija que su actuación siempre esté basada en la lógica.

Regularmente calificamos como ilógicas las expresiones de un político que no introduce orden en su disertación y no concluye la misma con orden.

Pues imaginemos el resultado, si no solamente es la expresión verbal la que no tiene lógica, sino también la pauta de comportamiento, es decir, la actuación diaria del representante o gobernante.

Sin ser exigible, lo que San Agustín sostiene sobre la lógica, en el sentido de que es el arte de razonar que enseña el método para alcanzar la verdad, ni la que los expertos señalan como lógica científica, me parece fundamental que la actuación de los políticos esté basada en lo que ellos llaman lógica natural, que según Gutiérrez Saenz en su introduccción a la lógica es: “una aptitud para razonar que todo hombre posee en mayor o menor grado. La lógica científica es una serie de conocimientos teóricos, enlazados rigurosamente, y que perfeccionan esa aptitud natural”.

O como afirma Daniel Márquez Muro: “Todo hombre, por el hecho de serlo, posee inteligencia, razón; y todo hombre, de una manera natural, es capaz de usar su razón para todo aquello que se relacione con su propia actividad”.

Por lo mismo, sostiene que: “Nunca se dirá demasiado sobre la importancia de la Lógica: disciplina fundamental que lleva al hombre a la posesión de la verdad. Se conoce para algo, es decir, para llegar a la verdad. La Lógica, al dirigir las operaciones de la mente humana, pone al hombre en el camino seguro que necesariamente lo llevará a la meta anhelada”.

Hoy, varios años después de haber escrito eso, vuelvo a sostener que la lógica ha hecho mucha falta en la política, por eso vemos decisiones absurdas o actuaciones inadmisibles.