A pesar de la magnífica interpretación que la Orquesta Filarmónica de Jalisco había realizado de la Sinfonía Número 6 de Bruckner, salí del Teatro Degollado con un vacío en el estómago.

Habían tocado también "Cinco piezas para orquesta" de Arnold Schoeng, una obra cuyas relaciones tonales hacen que se transforme el caos en una coherencia musical que toca el inconsciente como si se tratara de un sueño. Pese a ello, percibía un desencanto en lo profundo de mi alma.

Si bien era el tercer concierto de la Primera Temporada del 2024, era el primero al que yo asistía en este año. Así que hasta entonces me estaba percatando que, por primera vez en los últimos once años, del Teatro Degollado no iría a la plaza de toros "Nuevo Progreso".

Con mentiras, unos jueces nos han dejado sin toros en Guadalajara y con ello no solo rompieron mi rutina dominical, sino que provocan una tristeza emocional que se acrecentó en el momento que salí del Degollado y que me di cuenta de que no iría a los toros.

Skholè (σχολή) es la palabra con la que los griegos denominaban el ocio. Para la filosofía antigua, lo que distinguía a un individuo no era el trabajo que realizaba sino a lo que dedicaba su tiempo libre. El ocio estaba relacionado con el aprendizaje, de ahí que skholè sea también el origen etimológico de escuela. 

Nora Escalante asevera que "las mejores formas de conocer una sociedad es observarla a través de uno de los medios utilizados para consumir el tiempo".

Por esa razón, para entender el comportamiento de los tapatíos, realizó una investigación que denominó "De la luneta a la barrera" en la que estudió lo sucedido en el Teatro Degollado y la plaza de toros "El Progreso" de 1920 a 1940.

Y lo hizo porque fue la música, el teatro y las corridas de toros los espectáculos "que trascendieron al individuo y en los que de manera masiva diferentes clases sociales participaron y coexistieron en un mismo lugar a fin de lograr esparcimiento".

Guadalajara no sólo se caracteriza por su belleza y buen clima, lo que hace que algunos la hayan denominado "La Perla de Occidente", "La Andalucía de México", "Fópoli" (la ciudad de la luz), sino por su patrimonio cultural. 

Desde 1873, según lo narra el viajero inglés John Lewis Geiger, Guadalajara tenía dos lugares de diversión pública: El Teatro Degollado y la Plaza de Toros.

El británico escribió que los españoles habían llevado consigo las corridas de toros a todos los lugares que habían conquistado, "pero no hay duda, en ninguna parte se hallan más arraigadas las corridas que en Guadalajara".

Patrimonio cultural es la herencia del pasado de una comunidad, mantenida por una colectividad y que se transmite a las futuras generaciones. 

Para la Unesco, "Se entiende por patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes– que las comunidades, los grupos y, en algunos casos, los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural. Este patrimonio cultural inmaterial, que se transmite de generación en generación, es recreado constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad y contribuyendo así a promover el respeto de la diversidad cultural y la creatividad humana".

En la actualidad, la neo-religión del antiespecismo intenta imponer una ideología y con ello atenta contra el pluralismo propio de la riqueza cultural de México. 

No son los primeros que quieren adoctrinar e implementar un pensamiento único. La propia Nora Escalante cita al antropólogo Manuel Gamio quien, durante los años de mayor turbulencia revolucionaria, escribió:

"Cuando la clase media y la indígena tengan el mismo criterio en materia de arte, estaremos culturalmente redimidos, existirá el arte nacional, que es una de las grandes bases del nacionalismo".

Me resulta increíble leer a un totalitario que pretendía homogeneizar los gustos y, casi por decreto, determinar criterios culturales o artísticos. Más lamentable que pensamientos ajenos a la idiosincrasia mexicana quieran adoctrinarnos destruyendo el patrimonio cultural tapatío. 

La riqueza de una sociedad está en el intercambio de puntos de vista, de expresiones e interpretaciones. La manipulación a través de una supuesta superioridad moral, nos lastima como humanidad.

Las plazas de toros en Guadalajara –"El Progreso" y hoy la "Nuevo Progreso"– no sólo han representado un centro de entretenimiento taurino o fuentes de empleo para gran cantidad de familias, gracias a estos cosos se ha desarrollado la creatividad de artistas y bajo su radio de influencia se ha alimentado el espíritu de muchas generaciones de residentes y visitantes de "La Perla de Occidente".

Como sucedía en la antigua Grecia con el skholè, el ocio ha estado relacionado con el aprendizaje y desarrollo humano de Guadalajara.

En la conclusión de su trabajo de investigación, Nora Escalante dice que "el Teatro Degollado sigue en pie para fortuna de todos los mexicanos" y se lamenta que "El Progreso no corrió con la misma suerte, de esta plaza sólo quedarán los recuerdos que poco a rescatados".

Cuando leí por primera esas líneas, me conformaba con seguir teniendo la "Nuevo Progreso" para poder ir los domingos "De la luneta a la barrera".

Hoy que los totalitarios intentan acabar con nuestro patrimonio, en este espacio, renuevo mi compromiso de luchar hasta las últimas consecuencias por que la herencia del pasado tapatío pueda seguirse transmitiendo a las siguientes generaciones.