Según diversos autores, Producción Sustentable es la etapa de adopción de prácticas de uso racional de los recursos disponibles que, bien aplicadas, permiten lograr el Desarrollo Sostenible, en donde el aprovechamiento de recursos, no pone en riesgo las necesidades de las futuras generaciones.
Inger Andersen, directora ejecutiva del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), indica que debemos tener presente la amenaza de las tres crisis planetarias actuales más preocupantes: la crisis del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación de los desechos.
Iberdrola.com (2022), señala que además de su grave impacto sobre el medio ambiente y las personas, el cambio climático también es una de las mayores amenazas para la estabilidad económica. Las olas de calor merman la capacidad de trabajo y la productividad; los huracanes, ciclones y tifones dejan a millones de personas en la más absoluta pobreza tras arrasar poblaciones; y las sequías, heladas, granizadas y lluvias torrenciales, reducen las cosechas, dificultando la tarea de alimentar a una población mundial que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), llegará a 10 mil millones de habitantes en 2050.
El Banco Mundial estima que si no se adoptan medidas urgentes, el cambio climático podría crear 100 millones de nuevos pobres al 2030.
En los encuentros y foros en que hemos participado como Colectivo Desarrollo Sostenible en diferentes partes de Puebla, hemos recogido la preocupación de la gente por el saneamiento de las cuencas como el Alto Atoyac, Nexapa, San Marcos, Apulco, Salado, Acatlán o la Barranca del Águila. La contaminación por aguas residuales es algo insostenible para la salud, la producción agrícola, el turismo y la comercialización de los productos.
La sequía que ha impactado las cosechas agropecuarias, también ha provocado la disminución de los niveles de acuíferos superficiales y subterráneos que hoy amenazan la convivencia social, incrementando la tensión entre usuarios de una misma sociedad, comunidad y entre comunidades.
La compactación de los suelos y sus reducidos niveles de materia orgánica, han provocado bajos rendimientos agrícolas y la pérdida de capacidad de almacenamiento de agua, requiriendo con urgencia nuevas estrategias productivas en las zonas agrícolas de temporal como la milpa mexicana, la agricultura de conservación, el uso de prácticas agroecológicas, biofertilizantes, abonos verdes y rotación de cultivos, para mejorar la productividad sustentable.
En las áreas forestales, las prácticas extractivas de leña, carbón, tierra de hoja y madera para satisfacer necesidades de las familias más pobres y la tala ilegal existente, han provocado la pérdida de grandes superficies arboladas y junto con los incendios forestales, han acelerado la disminución de nuestros bosques, selvas y matorrales. No se puede omitir la ausencia de políticas y la disminución presupuestal de la Comisión Nacional Forestal en los recientes seis años y a la Comisión Nacional del Agua en los primeros cuatro del actual sexenio.
La educación ambiental de los niños es indispensable para la formación de los futuros ciudadanos con una mentalidad diferente a la cultura extractiva de aprovechamiento de recursos que hoy predomina en las actuales generaciones.
La pesca ribereña de ríos, lagos y lagunas se ha disminuido en más del 90 por ciento debido a la utilización de artes de pesca inadecuadas y prohibidas, así como la contaminación de ríos y la falta de respeto a las temporadas de reproducción de las distintas especies que habían sido el sustento económico de las comunidades ribereñas.
En México, cada día se recolectan más de 107 millones de kilogramos de basura, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI), correspondiendo 865 gramos diarios a cada mexicano. Los rellenos sanitarios están a toda su capacidad en las principales ciudades y centros urbanos, la cultura de la separación aún no ha llegado y el reciclaje todavía debe esperar mejores tiempos.
Ante lo anteriormente mencionado, es necesario revisar la educación ambiental que el estado mexicano y los gobiernos están impartiendo, la legislación y las políticas de fomento al restablecimiento y conservación de equilibrios ecológicos. Ocupamos acciones y compromisos en una Agenda Nacional Ambiental con metas claras y plazos bien definidos. Necesitamos poner en el centro de estas preocupaciones a las futuras generaciones.
Claudia Sheinbaum Pardo, candidata a la presidencia de México, y Alejandro Armenta Mier, candidato a gobernador de Puebla, son ambientalistas con experiencia, formación y compromiso con el medio ambiente. Se espera de ellos un cambio radical en las políticas ambientales, hídricas, forestales y productivas que permitan revertir el deterioro de los recursos y recuperen las prácticas sustentables para llegar a niveles sostenibles en el mediano plazo.
Con esa confianza es que como poblano, mi apoyo, y el de muchos poblanos, será para Claudia Sheinbaum y Alejandro Armenta, como la gran esperanza para resolver problemas añejos omitidos por gobiernos cuyas prioridades fueron ajenas a los problemas ambientales que siguen creciendo con graves consecuencias sociales y económicas.