Ayer fue un día histórico en México, no sólo porque se dio el relevo en el gobierno federal, sino porque por primera vez será una mujer quien ocupe el puesto político más alto en nuestro país.

Sheinbaum lo sabe y lo hizo sentir en sus discursos, tanto en el Congreso de la Unión, como en el zócalo de la Ciudad de México. Destacó el “llegamos todas”, “soy abuela” y “Llegan ellas, todas ellas, que nos pensaron libres y felices”.

Más allá de la retórica de “el tiempo de las mujeres” o “romper el techo de cristal” lo cierto es que Sheinbaum asume un papel histórico en el que se le exigirá, equivocadamente, que haga mucho para lograr la igualdad entre hombres y mujeres. Y más aún, se le pedirán resultados en materia de combate a la violencia contra las mujeres.

Las exigencias propias de nuestra lacerada nación llegarán hoy a su escritorio y desde ayer, estará en sus manos atender los más sentidos reclamos de la población en salud, seguridad y justicia.

Ella lo sabe, sabe que le han dejado un México que lo mismo padece la falta de fondos públicos para atender los daños por desastres naturales, que la violencia incendiando carreteras y ciudades enteras.

Por eso su primer discurso es tranquilizador, prometió mantener las libertades y la primera que enlistó fue la de expresión. Caminó hasta encontrarse con la ministra presidenta, Norma Piña y la saludó afablemente. Ha dicho que gobernará para todos y todas.

Hoy mismo, este miércoles 2 de octubre, asistirá a las zonas de Guerrero que han sido damnificadas por el huracán John, las mismas que hace un año sufrieron el embate de Otis.

Su visita al puerto de Acapulco será muestra del cambio de gobierno. Mientras Andrés Manuel se limitó a supervisar las zonas de desastre desde el aire y en pantallas de la base militar, Claudia tendrá la oportunidad de encontrarse directamente con la población que requiere un abrazo de consuelo y que alguien escuche nuevamente sus demandas de apoyo.

Coincidentemente la primera gira de la presidenta, con “A” como ella misma ha solicitado que se le llame, será el mismo día que los estudiantes llenarán las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México para rememorar la matanza de 1968 y ahora también, para pedir que a 10 años, el caso Ayotzinapa sea atendido y se esclarezca en dónde están y qué pasó con los 43 normalistas que fueron víctimas de la desaparición forzada en Iguala, Guerrero.

Que sea este inicio, un verdadero cambio, que tenga un buen gobierno, porque de sus aciertos como presidenta de la República dependerá que le vaya bien a México y al final, eso es lo que todos queremos.