La Reforma Judicial se está convirtiendo en el instrumento perfecto para ver por un lado el talante de los magistrados y su habilidad argumentativa; y por el otro, la terquedad y demagogia con la que pretenden gobernar un país.

Entre quienes defienden la autonomía del Poder Judicial se han observado auténticos tratados de Constitucionalismo como la ponencia que será el tema de la semana, cuando los integrantes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) discutan la propuesta del ministro Juan Luis Alcántara González Carrancá.

El proyecto, que desde ayer fue divulgado por la propia SCJN, no es totalitario. Concede algunos puntos a la Reforma Judicial, en este caso a los morenistas, y propone invalidar otros.

Empecemos por dos temas que, de aprobarse el proyecto en sus términos, serían invalidados. El primero sería que los jueces de distrito y los magistrados de circuito no serían electos por voto popular, este punto evitaría que en las próximas elecciones tengamos más de un centenar de boletas en nuestras manos, además de impedir el despido masivo e injustificado de miles de togados que hoy ocupan esos puestos.

A la par se impide, como garantiza la Carta Magna, que los actuales trabajadores sufran un recorte en sus percepciones, aunque sí permite que quienes se integren en un futuro lo hagan con sueldos más bajos

El segundo punto relevante del proyecto de 366 páginas que presentará el ministro Juan Luis Alcántara González Carrancá, es la eliminación de los llamados “Jueces sin rostro”, una figura que impedía a la persona acusada conocer la cara y la identidad del juez.

Juan Luis Alcántara también concede algunos caprichos a la 4T, por ejemplo, propone que se mantenga la propuesta para elegir a los ministros de la SCJN a través del voto popular.

Pese a lo equilibrado del proyecto, voces morenistas, como la del coordinador del grupo parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados, Ricardo Monreal, han dejado en claro que no respetarán la inconstitucionalidad parcial de la Reforma Judicial, que se propone en el proyecto de resolución.

La manipulación de Morena

En la narrativa que Morena y sus aliados de la 4T buscan imponer, afirman que el pueblo fue quien los eligió con mayoría absoluta y que por eso pueden hacer con la Constitución lo que quieran, porque el pueblo les avala. Un sofisma.

Ellos ya interpretaron que junto con el voto, los ciudadanos les dieron facultades para hacer una nueva Constitución. Su argumento es que el pueblo manda y nadie puede estar por encima del pueblo, sin embargo, ese pueblo que los eligió en las urnas no les dio un cheque en blanco para que destrocen la Carta Magna, que da origen a la nación.

Si eso fuese cierto convendría más que de una vez desecharan la Carta Magna y escribieran su nueva Constitución del Bienestar para que ahora sí, las leyes se ajusten a sus otros datos, a su realidad, a su lógica y sobre todo a sus mentiras; todo bajo el lema: “porque puedo y porque quiero”.

Las decisiones y reformas que están tomando los Poderes federales Ejecutivo y Legislativo están pasando por encima de la esencia constitucional, que radica en la autonomía de los tres Poderes, en el equilibrio de las fuerzas políticas y en la protección de los derechos humanos que preserva, aún, nuestra Constitución.