Tal como lo anunció desde un inicio, el aumento al pasaje del transporte público no será en el gobierno de Sergio Salomón.
Con los concesionarios, pesé al incumplimiento de la eterna promesa de prestar un servicio de calidad y con unidades dignas, el gobierno sentó las bases para un diálogo.
Escuchó las inquietudes de quienes mueven los hilos del transporte público en Puebla y fue puntual: no hay condiciones para el alza.
Los transportistas, entonces reviraron. Afirmaron que hay una “discriminación al transporte tradicional” y que eso genera “que demos un pésimo servicio, que las unidades cada día sean más viejas, genera que no pase el último camión después de las 8-9 de la noche”.
En pocas palabras, antes de hacerse responsables por incumplir los acuerdos para mejorar unidades y el servicio, los concesionarios culparon a los usuarios.
Ese no fue el colmo del cinismo. El transporte irregular, los llamados taxis pirata, esos que diariamente atienden a miles de poblanos que necesitan trasladarse a su escuela o trabajo por la periferia del área metropolitana, tuvieron el descaro de ir a presentar una queja por el ingreso de la Línea Metropolitana, que justamente recorrerá el Periférico y otras zonas de siete municipios conurbados.
Hemos llegado al extremo, los patos le tiran a las escopetas. Los transportistas piratas han generado tantos derechos por la inacción de los gobiernos, tal poder, que con el descaro del mundo se atrevieron a reclamar por el arranque de RUTA, pretextando que les va a afectar. Así, sin permisos ni licencias para operar como transporte público, como si fuera una broma de mal gusto, los representantes de los taxis pirata ahora quieren que se les respeten sus irregularidades.
Ver para creer.
Trump y Sheinbaum
La relación bilateral entre Estados Unidos y México se encuentra en un momento áspero, por decir lo menos. Tanto la presidenta como el mandatario electo, tendrán en unos meses, las cámaras a su favor, es decir, podrán ajustar la ley cuando no les convenga, tal como ya lo ha hecho Sheinbaum y como lo hizo Andrés Manuel.
El riesgo de que tengan tanto poder concentrado se suma al carácter de ambos mandatarios. El tema de los aranceles, la migración, el fentanilo, las armas y hasta el comercio con China, serán chispas en una relación que está sentada sobre barriles de pólvora.
Pensar que Trump evitará imponer aranceles más altos sólo porque afectaría puestos de trabajo en Estados Unidos y México es una inocentada. Imaginar que Sheinbaum no tomará represalias a las acciones del norteamericano, también.
Claudia hoy exige a Trump un diálogo y llegar a acuerdos, esos mismos acuerdos que le ha negado a la oposición, aplicando siempre la aplanadora legislativa.
Ni más ni menos.