Este fin de semana Zavaleta fue tendencia nuevamente. Entre los grupos de whatsapp y en las redes sociales, el video del asalto al restaurante La Terraza fue de lo más compartido.

En medio minuto, los comensales se vieron despojados de sus pertenencias y pasaron de una tarde de comida familiar a la preocupación y la angustia.

El robo dentro del local comercial no es el primero que lacera la economía de los restaurantes en Puebla, lo mismo ha sucedido en otras zonas y en diferentes horarios.

En Zavaleta hay inquietud por los últimos hechos delictivos, por los jóvenes que salen de los antros y también por las muertes violentas que se han registrado. El asesinato de la influencer Vielka Pulido –y su novio- en abril del año pasado, se ha desvanecido ante el cúmulo de actividades delictivas que se han presentado en los últimos meses.

Ante el inevitable e innegable aumento de la inseguridad en la zona la respuesta de la autoridad resultó lacerante. Francisco Sánchez, el secretario estatal de seguridad dice que propondrá a los locatarios que coloquen botones de alerta.

La propuesta, además de no ser nada original, presenta varios problemas, el primero de ellos es que se trata de una acción reactiva, es decir, que se pondrá en marcha una vez que se hayan cometido los delitos, cuando haya pasado la balacera, se haya cometido el asalto, después de un levantón… etcétera, pero eso no es lo que requerimos.

En la capital y en la zona metropolitana lo que se necesita son medidas que puedan disuadir a los delincuentes de cometer sus fechorías.

Un botón de pánico, en donde las autoridades llegarán, en el mejor de los casos, en tres minutos, es darle a los delincuentes el tiempo suficiente para asaltar un restaurante, salir caminando e irse de la zona, antes de que una patrulla llegue al sitio. En el caso de La Terraza, el atraco a cinco mesas se consumó en 35 segundos.

Las autoridades nos han demostrado que cuando algún caso se vuelve mediático o afecta los intereses de un político o empresario poderoso, entonces sí ponen todo de su parte y logran atrapar a los delincuentes, pero se trata, insisto, de casos de éxito “aislados”.

Zavaleta no es el único punto de la zona metropolitana donde urge poner atención. En la Vía Atlixcáyotl ya hemos visto la operación de bandas de los llamados Montachoques y ni qué decir de los grupos que se dedican al robo de relojes en ese espacio comercial, que tanto se disputan Puebla capital y San Andrés Cholula para cobrar el predial, pero que “olvidan” cuando se trata de garantizar seguridad a sus habitantes.

El robo de autopartes, en el resto de la ciudad, es otro de los males que un día sí y otro también dan la nota.

Y ni qué decir de los continuos asaltos que los mismo se presentan en Amalucan o la Ciénega, Villa Frontera, La Popular, San Manuel y muchas colonias más, en donde la falta de poda, iluminación y vigilancia hace propicio el delito.

Se sabe que el problema actualmente es mayúsculo, que es resultado de muchas deficiencias de administraciones anteriores y es precisamente por eso, que urge la colaboración real de las autoridades municipales de la zona metropolitana, de los responsables de la seguridad estatal y de los representantes federales. Todos trabajando en conjunto.

La alternativa, de llenar la ciudad de botones de pánico, no parece ser una solución real ni mucho menos funcional.