La organización política Antorcha Campesina sufrió ayer un duro descalabro público.
Antorcha y la UPVA 28 de Octubre se han convertido en mafias con diversos tentáculos. El llamado enérgico que lanzó ayer el gobernador Armenta para exigirle a la primera que saque las manos de la BUAP es muestra de que la agrupación de Aquiles Córdova Morán no logrará inmiscuirse en la vida interna de la universidad.
La herencia maldita de estas dos organizaciones se remonta a muchos sexenios atrás, desde Piña Olaya. Las canonjías, componendas y acuerdos que tuvieron con antiguos gobiernos, nos tienen hoy, con el problema sobre la mesa.
Las agrupaciones de Córdova Morán y Simitrio, por ratos antagónicas y a veces amigas por conveniencia, han gozado de tolerancia a su paracaidismo, obras públicas, concesiones de transporte público, servicios municipales, licencias de funcionamiento para bares, permisos para ambulantes. Hasta el gobierno federal les dio permisos para instalar gasolineras. Y ni hablar de las diputaciones, regidurías y más cargos públicos que se han repartido.
De ahí que por momentos se sintieron intocables y lo demostraron con esta apuesta para meter su cuchara en el conflicto interno de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).
El “botín universitario” les resultó por demás atractivo. Lo mismo les interesan las rutas de transporte que llegan a los campus, que los puestos ambulantes alrededor de las unidades educativas. Sin embargo, su mayor ambición es tener un ápice de control dentro de la estructura universitaria.
En este escenario es de reconocer el firme manotazo que dio en la mesa el gobernador Armenta al pedirles, fuerte y claramente, que sacaran las manos de la BUAP. Conociendo a Alejandro, no habrá un segundo llamado.
De insistir con esa estrategia, Antorcha Campesina se arriesga a que existan reacciones como la detención de personajes que se encuentren violando la ley. Y esos no podrán llamarse presos políticos.
Tanús, en la misma línea
Le decía que ayer lunes no fue un buen día para Antorcha Campesina porque además de la advertencia que les lanzó el gobernador, la secretaría de Movilidad y Transportes, Silvia Tanús, reveló que han incumplido acuerdos y que, incluso, intentaron boicotear la revista vehícular.
Tanús explicó a los concesionarios que no deben dejarse envolver por estas agrupaciones, porque ni Antorcha Campesina ni la 28 de Octubre tendrán las puertas abiertas de su dependencia para negociar nada.
Por años las licencias, placas, concesiones y hasta derroteros se les entregaron como larines. A consecuencia, hoy tenemos una mafia en el transporte público de Puebla, con rutas que pelean un mismo derrotero, unidades que están para el deshuesadero, servicio sin calidad y todo lo que cada día padecen quienes se ven obligados a utilizarlo.
Los mensajes de ayer resonaron, ahora habrá que esperar que quienes encabezan estas agrupaciones hagan eco y decidan alinearse antes de que enfrenten al Estado.