Históricamente el Club Puebla ha batallado por tener una estabilidad financiera ya sea con un dueño único o con alguna sociedad.
Los Suárez, primeros en la lista, no lograron consolidar al equipo, tampoco el gobierno, cuando en la administración del exgobernador, Guillermo Jiménez Morales se hizo de la franquicia, a través de un fideicomiso.
Pasaron empresarios poblanos como Emilio Maurer, Arturo Migoya, los Regordosa, José Abed, además de los hermanos alemanes Udo y Uwe Thoma kiwus. Siguió la era de Ricardo Henaine, Carlos Hugo López Chargoy. Y llegó una televisora. Con TV Azteca al frente se soñó con alcanzar esa estabilidad y que la empresa, al ser una marca sólida, viniera a fortalecer al equipo para hacerlo competitivo. Resultó un fiasco.
Con todo este viacrucis y desfile de empresarios, el colmo fue llegar a estos últimos días, en donde el Puebla no solo lucha por ser el último o el penúltimo lugar de la tabla, además, está envuelto en escándalos de fraude y presunto lavado de dinero.
Este lunes, GRADA revela los escándalos y el negro historial de la firma que se anunció como posible accionista del Club Puebla. Paraísos fiscales, contratos simulados, triangulación de recursos, sobornos, prisión a políticos y muchas cosas, más podrá leer en el reportaje que encontrará las ediciones impresas de Intolerancia Diario y GRADA.
Entre los escándalos propios del equipo de fútbol y las claras diferencias entre Ricardo Salinas y el gobierno federal, pareciera que a La Franja le persigue una maldición.
La necesidad de creer
Ante la ausencia de un efectivo sistema de salud pública y un poco porque nos gusta creer en los milagros, el fenómeno del rumano, Mircea Gabriel, ha acaparado los titulares y la conversación pública en las últimas semanas.
Gabriel, de quien poco se sabe, comenzó con un espacio en la zona del Edificio Carolino y un pequeño letrero con la leyenda: “Quito dolores”. Después sus ayudantes tuvieron que comenzar a organizar a quienes llegaban a buscarlo para eliminar malestares físicos, pero también emocionales.
La demanda ya es tal, que Mircea Gabriel tuvo que mudarse y ahora atiende, bajo cita, en el Paseo Bravo, donde continúa 'curando' a cambio de lo que cada ‘paciente’ quiera donarle.
Y ante el fenómeno, la Secretaría de Salud estatal recordó que los tratamientos alternativos no deben sustituir a los estudios y los medicamentos que receten los doctores.
Sin embargo, los relatos de quienes pasan horas y días en la fila del ‘rumano’ reflejan la necesidad de creer en un milagro que les quite las dolencias físicas, les regrese la movilidad o les ayude a evitar cirugías.
Fé ante la ausencia de un sistema de salud funcional.
Ni más ni menos.