José Luis Figueroa juega a dos bandas. Por un lado, realiza asambleas y recaba firmas para lograr que la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán se convierta en el municipio 218 de Puebla. Por el otro, comienza a construir su camino para convertirse en presidente municipal.

Al estilo Varguitas, el representante de la 4T pensó que para cumplir su ambición de ser alcalde sólo faltaba tener un municipio, con todo y presupuesto público.

Así, envuelto en la bandera de legislador local del distrito 20 decidió que presentar una iniciativa, cabildearla y presionar para que se apruebe el nuevo ayuntamiento, era el mejor camino para garantizar su permanencia en el erario.

En el exceso, el diputado soñador, citó en la casa del pueblo, mejor conocido como el Congreso, a líderes de San Francisco Totimehuacán para ‘mostrar músculo’, claro bajo el pretexto de que tenía una reunión con ellos para escuchar la petición de los habitantes de retomar el estatus de Ayuntamiento.

Sin duda, esa junta auxiliar, como otras de la capital, cuentan con el territorio y el número de habitantes que marca la ley para convertir a la demarcación en un nuevo ayuntamiento, que ya no dependa de los recursos que le de la capital, por el contrario, cuente con presupuesto propio.

Si usted creía que este petista que anda movidito en la aprobación de esta modificación, lo hacía porque está convencido de que es una demanda ‘justa’ de los ciudadanos, lamento decepcionarlo.

¿Le concederán sus compañeros diputados el favorcito de crearle un ayuntamiento para hacerse alcalde?

Veremos y diremos.

Tumban otro pilar de la democracia

Uno de los caprichos de AMLO, apostar a la opacidad del gobierno, ayer llegó y arrasó cual tsunami con la transparencia, el acceso a la información pública y la protección de datos personales en Puebla.

El Itaipue (Instituto de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Puebla) sufrió duros embates desde el gobierno de Moreno Valle.

Rafael se empeñó en presionar a los comisionados para mantener bajo llave los contratos, las licitaciones, los gastos, PPS, APPs y otras figuras, para poder gastar a manos llenas y no rendir cuentas.

Retrasar los nombramientos de comisionados y recortar el presupuesto fueron la constante en los años siguientes, sin embargo, la estocada final se dio ayer con los diputados de la 4T, que concretaron el sueño de Moreno Valle: desaparecer el instituto de transparencia.

Es verdad que la iniciativa ‘simplemente’ propone una armonización con la ley federal, sin embargo, en los hechos entierra una de las herramientas que tenía la ciudadanía para conocer en qué y cómo se gasta el dinero público.

La desaparición, también hay que decirlo, afecta directamente nuestro trabajo como periodistas. Esta casa editorial ha hecho uso del acceso a la transparencia, con todo y sus complicaciones, para documentar casos como los helicópteros de Rafael Moreno Valle o conocer cuántos menores vivían en el Cereso de Puebla y con qué vacunas contaban.

Sueldos, gastos, contratos, letras chiquitas y muchos de los documentos que se utilizan para mantenerle informado surgieron de semanas, meses y hasta años exigiendo la transparencia. Con la aprobación de ayer, el retroceso es histórico.

Esa 4T, tan lejos de la democracia y tan cerca de Moreno Valle.