Durante la décima octava sesión ordinaria del Congreso del Estado de Tlaxcala, en asuntos generales, el diputado Juan Manuel Cambrón Soria abundó en el tema sobre los damnificados que dejó el huracán OTIS, y aseguró que la desaparición del FONDEN por parte del gobierno de López Obrador ahora le cobra y con intereses a los acapulqueños, que ante la decisión unilateral de desaparecer el fideicomiso junto a sus 30 mil 400 millones de pesos para financiar las obras del Tren Maya, dejó desprotegidos a los mexicanos pues el programa para la Atención de Emergencias por Amenazas Naturales; que sustituyó al FONDEN, no ha funcionado porque simplemente no se incluyó en el Presupuesto de Egresos de la Federación en 2022 ni en 2023.

De esta manera, Cambrón Soria, enfatizó que “desastres naturales ha habido y seguirá habiendo en nuestro país, ya sea a causa de sismos, por efectos climatológicos o por cualquier otro que la naturaleza genere y, para atender sus efectos, particularmente debemos de contar con un gobierno eficiente, con un gobierno que esté a la altura de las circunstancias, desafortunadamente, en los últimos días, hemos sido testigos de la ineficacia  del gobierno para atender a los miles y miles de damnificados, una evidencia dolorosa de los gobiernos de morena.”

Además, el legislador reconoció que el Poder Ejecutivo puede emitir una declaratoria de emergencia o de desastre de origen natural, que le permite disponer de recursos de manera discrecional, a través del “Programa para el Fondo de Desastres Naturales”, que maneja la Secretaría de Hacienda, con un monto reducido de 13 mil 568 millones de pesos, sin embargo, agregó que este programa, no solo no tiene lineamientos, ni protocolos a seguir, sino que solo opera después de que ocurre el evento devastador, es decir, no tiene ningún programa o subprograma preventivo.

De esta Cambrón Soria mencionó que, “es por ello que el gobierno federal, a través del Servicio Meteorológico Nacional, a sabiendas con más de 21 horas de anticipación, que ocurriría el fenómeno y que podría alcanzar la fuerza devastadora que tuvo, no previó ni mucho menos operó, algún plan o aviso a la población sobre la magnitud del meteoro, lo que es aún más preocupante, porque dejaron a su suerte a los guerrerenses y en especial a la gente de Acapulco”.

El coordinador de la bancada del Partido de la Revolución Democrática (PRD) lamentó que ni el gobierno federal, ni el estatal, ni el municipal de Acapulco, hayan reaccionado con la prontitud que la emergencia requería.

“Solo basta ver la información de los diversos noticieros para conocer la magnitud del desastre, de las 45 o más personas muertas y otras tantas o más personas desaparecidas; solo baste ver el desabasto de alimentos y agua potable a 7 días de ocurrido el fenómeno, de los daños a los inmuebles y a la infraestructura urbana, así como a negocios, comercios, navegación comercial y al sector turístico, generador este último de múltiples empleos directos e indirectos; esto, sin dejar de lado la saturación de clínicas y hospitales para atender a los lesionados y la inseguridad pública que se ha generado”, señaló.

Asimismo, el congresista mostró su mayor preocupación en el muy pobre desempeño que han tenido las fuerzas de seguridad pública estatal y municipal, de la Guardia Nacional y del Ejército, ante los actos de rapiña y robo de innumerables negocios, todo ello ante la complacencia de las fuerzas de seguridad federal, estatal y municipal, justificados además como actos de “cohesión social”, por la presidenta municipal de Acapulco.

Además, el diputado Juan Manuel Cambrón Soria evidenció que el huracán OTIS ha dejado ver la ineficacia de los tres órdenes de gobierno para atender los efectos de un desastre natural, así como la pandemia del Covid-19, y dejó ver la falta de pericia del gobierno federal, para establecer una estrategia de protección sanitaria para el país, y evitar las más de 800 mil muertes reales que han enlutado los hogares mexicanos.

Concluyó mencionando que, “desaparecer programas con fideicomisos como el FONDEN, o tener programas con manejo discrecional del presupuesto por parte del presidente, que le permite desviar recursos a otras áreas y descuidar la prevención y la atención inmediata y para la reconstrucción ante desastres naturales, solo conlleva pérdida de vidas, pérdida de empleos y pérdida de expectativas de desarrollo”.