Vaya escándalo el que protagonizarían los supervisores del ayuntamiento de Tlaxcala, quien son los encargados de verificar negocios y comercios, en la capital del estado.

Y es que vendedores formales han denunciado que supervisores, no sólo acuden a los establecimientos de manera altanera y amedrentando a dueños, sino a la mera provocación clausuran locales.

Se han registrado casos de tlaxcaltecas que, si bien no cuentan con la licencia de funcionamiento, sí han demostrado el pago correspondiente, no obstante, los supervisores barren parejo y clausuran el comercio.

Para colmo de males, si la clausura es en fin de semana obliga que el trámite ante jueces sea al lunes siguiente, dejando en indefensión a los vendedores que “salen al día”.

Lo preocupante para el ayuntamiento es el hilo de corrupción que estas actitudes desencadenan, ya que no faltan los jueces que exigen mordidas para acelerar los procesos y salir tablas.

¿A poco no suena a un círculo de corrupción entre supervisores y jueces?

Lo que se ve no se juzga y, mientras el presidente municipal, Jorge Corichi, se lleva de “piquete de ombligo” con el canciller Marcelo Ebrard, en el ayuntamiento se aferran a las prácticas de siempre. (LS)

Apoyo a Marcelo, con el pie izquierdo

A quienes ya se les “cuecen las habas” para posicionar al canciller Marcelo Ebrard a cómo dé lugar en Tlaxcala, es a sus grupos de apoyo y, de pasada, subirse al tren de los movimientos sociales.

Al menos así quedó evidenciado durante la movilización de un grupo de personas que marcharon en calles de Tlaxcala capital, contra la violencia de género y, de pasada, con el nombre del titular de Relaciones Exteriores.

Actos de este tipo resultarán contraproducentes, pues todo acto político enmascarado de movimiento social, por antonomasia, es una bomba de tiempo.

¿En verdad necesita Marcelo Ebrard entrarle subirse al tren de la violencia de género?

Apenas se estrenan los grupos en su favor y comienzan con el pie izquierdo.

Al tiempo. (LS)

Polvorines o la tragedia a evitar

Muchas pilas tendrán que meterle las autoridades de los tres niveles, para evitar tragedias como la reciente explosión de un polvorín en la zona de Santa María Aquiáhuac, en Contla de Juan Cuamatzi.

A pesar que no hubo pérdidas humanas, es lamentable que dos personas resultaran con severas heridas, incluso, un hombre de 28 años tuvo que ser trasladado al Centro Nacional de Investigación y Atención de Quemados, en Ciudad de México.

Urge que la Sedena, Protección Civil y SSC, verifiquen los polvorines antes que la muerte alcance a enlutar al estado.

Las advertencias están puestas y cualquier omisión será responsabilidad directa de las autoridades, no hay más.

Ojalá que no “se tape el pozo” muy tarde. (CPG)