El sábado pasado, habitantes de Zacatelco intentaron linchar a asaltantes de combis que querían cometer sus fechorías, desde la parada de La Virgen en Tlaxcala.
Usuarios y los mismos transportistas impidieron el crimen.
Rápidamente se activó el nuevo Operativo “Bala”, establecido por la dependencia, que, al fin, demostró sus alcances.
Lo malo para el famoso protocolo es que terminó por exhibir la falta de capacitación de los elementos estatales, pues para tratar de calmar el enfado social, fueron disparados varios tiros al aire.
¿Y si los proyectiles lesionaran a ciudadanos, sin deberla ni temerla?
Claro, porque esos disparos lanzados al aire, en cualquier momento deben caer, y son un peligro exponencial para terceros.
Y es que el mentado protocolo es claro, el uso de armas será para privilegiar la vida de las personas, pero ¿se puede proteger la vida de alguien exponiendo a terceros?
De entrada no habrá protocolo que aguante policías mal capacitados y “nerviosos”, que no sepan reaccionar más allá de sus narices.
Lo destacado, sin embargo, es que no se concretó el linchamiento, pero ¿a qué costo? (LS)
Ceresos y su olor a muerte
Una más de seguridad en los Ceresos, que después del operativo donde decomisaron montones de artículos ilegales y después un motín, presuntamente, por el control del lugar entre dos bandos que dejó varios heridos.
Ahora, sospechosamente, se encontró a un internó que se habría quitado la vida.
Arturo era su nombre y, a pesar de los esfuerzos de los médicos que intentaron salvarlo, perdió la vida.
No se dieron detalles de la muerte, pero así como vamos con estas estrategias de secretismo, represión y “metidas de pata”, no sorprendería que las causas de su deceso estuvieran ligadas a grupos criminales dentro y fuera de prisión. (LS)
Morena y la basura partidista
Antonio Romero Rodríguez, alcalde de Cuapiaxtla, se hizo de fama recientemente, no por sus buenas obras, sino por golpear, amenazar y despedir a tres elementos de seguridad que laboraban en el municipio.
Todo, por no haber cuidado a su hijo de 15 años, el cual terminó en el hospital por congestión alcohólica.
Esta fichita que ocupó el cargo abanderando al PRI, había declarado públicamente sus intentos de adherirse a Morena y, ahora, lo ha logrado.
Este deslinde sin duda es para los priistas un alivio para mejorar la imagen del partido, pero para Morena, que no es la primera vez que tiene entre sus filas a personas que en otra situación serían considerados delincuentes, hace pensar el rumbo del partido.
Nada cambia con Morena y siguen apostando por el desecho de otros partidos, a costa de los ciudadanos. (LS)