Estudiantes paristas de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP) no lograron convencer a la gran mayoría de sus compañeros a unirse al movimiento contra la alza al pasaje, a pesar de un largo recorrido en cada unidad académica de Ciudad Universitaria.
Por más visitas a cada facultad, mentadas de madre ‚Äîy decenas de groserías‚Äî, "caracolitos" a autoridades universitarias y del gobierno del estado, gritos de "únanse" y explicaciones sobre lo perjudicial del aumento al pasaje, no lograron su objetivo.
El movimiento estudiantil fue solamente apoyado en su gran mayoría por al menos 300 estudiantes de las facultades de Economía, Derecho y Filosofía y Letras, mientras que el resto de sus miles de compañeros se mostraron apáticos e indiferentes.
Entre los que sí apoyaron el movimiento contra el pasaje, pero no los bloqueos, fue el controvertido director de la facultad de Derecho, Guillermo Nares Rodríguez, quien incluso mando a colocar una manta en uno de los edificios de su área.
Los bloqueos en las entradas de Ciudad Universitaria iniciaron desde las 6:30 de la mañana, cuando un contingente de estudiantes inconformes llegó para iniciar el movimiento
Los jóvenes paristas forman parte en su mayoría de la Liga Estudiantil Democrática y del Movimiento Independiente Revolucionario Estudiantil (MIRE), los que a simple vista se notaba que por llegar temprano ni un "regaderazo" se dieron, aunque por lo menos llevaban varios días así.
A esa misma hora llegaron camionetas tipo Suburban, llenas de personas, con las insignias de la Dirección de Desarrollo e Integración Estudiantil (DDIE) y de Servicios Generales, las que iniciaron rondines.
Una vez que empezaron a llegar los jóvenes a clases, les era impedida la entrada mediante vallas humanas, lo que provocó varios conatos de bronca.
"¬°No se pasen de riata, tengo examen, tengo que entrar!", les gritó un estudiante de la facultad de Derecho de por lo menos 1.90 de alto, mientras lograba pasar fácilmente empujando a los paristas como muñecos.
De esa forma, muchos universitarios lograban ingresar a sus aulas, aunque la mayoría prefería darse una vuelta enorme a confrontarse con los manifestantes, sobre todo jóvenes mujeres.
Mientras tanto, los paristas colocaron cuerdas en las entradas acompañadas de pancartas contra el gobierno estatal y exigiendo seguridad a la UAP para su protesta, mientras gritaban todo tipo de consignas.
"Compañeros que vienen se les informa que es el paro, se les indica que se sumen, cuando indican que quieren entrar, se les dice por dónde", dijo Iván, joven de escasos 20 años de edad quien no quiso dar su apellido.
La gresca
Alrededor de las 9:00 de la mañana se registró el pleito más grande del día en Ciudad Universitaria, cuando un grupo de presuntos porros llegaron a tratar de disolver los bloqueos.
"Nos pegaron a muchos compañeros cuando estábamos bloqueando la entrada ‚Äòpacíficamente‚Äô, pero de ahí llegaron unos dizque estudiantes para que los dejáramos pasar, cuando no llevaban una mochila, libro o libreta".
"De ahí se formó un grupo como de 40 canijos, que nos empezaron a golpear a patadas, puñetazos e inclusive algunos llevaban `boxer¬¥, no les importó que había mujeres.
"Hubo varios heridos leves, con heridas en orejas, cejas y hasta chipotes en la frente, de repente empezaron a gritas que agarraran a uno, yo estaba desprotegido y me agarraron, me empezaron a patear y pegar", dijo Roberto, quien también negó su apellido. Lo raro del asunto es que a pesar de que Roberto asegura que fue golpeado por un enorme grupo de porros, a simple vista no se le notaba una sola herida que hubiera provocado la paliza que dice fue víctima.
"Una compañera de medicina nos atendió al principio, luego fue una ambulancia del 066 el que atendió a por lo menos cinco lesionados", dijo Roberto.
Sin embargo, el jefe de ambulancias del 066, Salvador Bianchinni, aseguró a este medio que no hubo ningún apoyo o atención a los universitarios en CU, desmintiendo a los manifestantes.
A pesar de esto, los universitarios señalan que no van a interponer denuncias ante el Ministerio Público por la agresión, pero sí ante las comisiones de Derechos Humanos tanto nacional, como estatal.
Para el mediodía los universitarios empezaron a fraguar la marcha al interior de CU, para lo que tuvieron que desbloquear los accesos al campus de la UAP, dejando la entrada libre a sus compañeros.
Alrededor de 300 estudiantes se reunieron en la entrada de la 18 Sur y avenida San Claudio, donde confabularon la estrategia a seguir para las siguientes horas. Fue ahí donde determinaron manifestarse en el recinto de la universidad.
"No hay que caer en provocaciones en la marcha, si quieren ir al baño hay que aguantarse, no nos vayan a madrear en el camino", dijo uno de los jóvenes a sus compañeros que lo escuchaban sentados en una rueda.
"Vamos a hacer la marcha interna por CU, para no llegar solamente nosotros, convocar a los compañeros", dijo Frida Damian, una de las líderes de la LED, lo que arrancó aplausos.
"La propuesta de la compañera está muy chida, pero también hay que crear brigadas para que algunos vayan a secundarias y preparatorias para jalar chavos, hacer módulos de información y volantear en los micros, decirles a los choferes que no estamos en su contra, sino al contrario, estamos con ellos", dijo otra joven.
Otro manifestante pidió utilizar todos los medios posibles, pero también las redes sociales de internet.
Posteriormente empezaron los ataques contra un medio de comunicación, luego de que "al aire" se señaló que estaban detrás del movimiento el grupo armado de los Zetas.
"Dicen que los Zetas nos apoyan, el López Díaz es un mamador mentiroso y amarillista", gritó una de las paristas, "Saluden a López Díaz", clamó, por lo que recibió en respuesta una rechifla al estilo de las luchas.
"Hay que entrar con los brazos agarrados, nos pueden apañar a cada uno solo, pónganse listos", dijo otro estudiante con un poco de delirio de persecución.
Tras media hora de "dialogo chompirezco" entre los jóvenes de tendencias izquierdistas e ideales cheguevaristas, empezaron a desfilar al interior de la universidad.
Uno de los momentos de tensión fue al inició de la marcha, ya que se especulaba que iban a ser rechazados por la fuerza por el personal de seguridad de CU, pero al parecer recibieron la orden de dejarlos entrar sin problema.
Así iniciaron una travesía de cerca de dos horas, que tenía como objetivo principal invitar a sus compañeros a unirse al movimiento para hacer más grande el contingente y, por supuesto, la fuerza del movimiento.
Pero a pesar de las consignas picarescas e ingeniosas, no llegaron a motivar a los miles de estudiantes de distintas facultades, quienes sólo los observaban como "bichos raros" y en el mejor de los casos, les sonreían.
Los pandrosos
Fue notable en el recorrido la disparidad de pensamientos de las clases sociales, ya que mientras los paristas se caracterizan por ser de escasos recursos, de aspecto "hippie" o "pandrosos", el resto de sus compañeros se limitaban a mirarlos con apatía al movimiento.
Por ejemplo en una de las facultades, académicos fueron abordados por los manifestantes en la cafetería. Pero ninguno de los jóvenes, con sus computadoras portátiles se motivó para apoyar a los paristas.
Así fue el común denominador de la marcha: Los paristas gritando y sus compañeros haciendo su vida normal, unos jugando baraja, otros poniéndose de acuerdo para las tareas y otros más saboreando una rica torta, sin hacer el menor caso a los hippies de la UAP.
Lo cierto es que luego del gran recorrido en lugar de crecer el número de integrantes de la marcha universitaria, se fue adelgazando, al grado de que al llegar al edificio de rectoría en CU, sólo unos cuantos lanzaron consignas a las autoridades.
Al final de la marcha, hubo otro momento de tensión que no pasó a mayores, cuando el contingente cruzó justamente junto al edificio de la Dirección de Integración Estudiantil (DDIE), donde se toparon con guardias de seguridad.
Al concluir la cansada marcha-maratón en punto de las 3:00 de la tarde, el grueso de estudiantes en lugar de crecer disminuyó un poco, ya que muchos por la larga caminata se fueron quedando en el camino a descansar y tomar aire para la protesta de la tarde en el centro de la ciudad.
The Bad boy
El director de la facultad de Derecho, Guillermo Nares Rodríguez, sin tapujos salió a caminar y ver la situación afuera de su unidad académica, desde donde apoyo el movimiento, aunque no el bloqueo.
En entrevista para Intolerancia Diario, el controvertido universitario conocido como el "bad boy" de la UAP, reconoció que por el movimiento estudiantil bajó hasta un 40 por ciento la asistencia a clases en la facultad que dirige.
"Estamos planteando con toda puntualidad el derecho que tienen los muchachos a la libertad de expresión, creo que el alza del pasaje es una muestra no sólo de la descomposición social, sino de la política a nivel federal", expresó.
"Es un elemento que le paga a los trabajadores, estudiantes en la carestía de la vida que se une al rasolisazo, la canasta básica se está yendo para arriba.
Lo que estoy planteando es que lo que menos necesita la UAP es la violencia.
"Tenemos bastante violencia afuera, por eso debe haber un dialogo inteligente y propositivo donde se muestre congruencia y respeto sin dañar a terceros y exigir al gobierno una solución.
"También pedimos una cosa, el respeto a la vida académica, no pueden venir a cerrarnos salones o a interferir en el desarrollo académico.
"Estamos dispuestos a salir a la calle con respeto con objetividad y planteamientos, pero de manera respetuosa."
‚Äî ¿No con estos bloqueos?
‚ÄîNo, están en su posición, en lo que han determinado, pero creo que eso no beneficia.
Pepe Momoxpan no pierde oportunidad
La sesión exprés de la legislatura saliente fue aprovechada por el diputado Melitón Lozano Pérez para pedir que el gobierno de Mario Marín Torres no deseche el exhorto aprobado por el Congreso del estado de Puebla para revocar el alza al transporte público, y respaldó el movimiento de los universitarios que se han manifestado en contra la nueva tarifa, aunque también lamentó que en este movimiento se hayan inmiscuido "porros" de la UAP para tratar de "reventar" el movimiento.
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Jorge Castillo es un periodista poblano con 22 años de experiencia, especializado en temas de transparencia. Ganador del Premio Estatal de Periodismo en dos ocasiones por sus investigaciones que revelaron la compra irregular de helicópteros por el gobierno del ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, y la estafa de saneamiento de agua en el estado.