Desde el primer minuto de este 12 de diciembre miles de fieles católicos de Puebla se desbordaron en un ritual, entre religioso y profano, en las celebraciones a la Virgen de Guadalupe.

El punto más tradicional en Puebla es la llamada “Villita”, templo guadalupano ubicado en avenida Reforma y 11 Sur —frente al Paseo Bravo—, donde miles de personas aprovecharon para agradecer un favor a la madre de Dios.

Miles de guadalupanos acudieron a la “Villita” a venerar a la virgen con las tradicionales “mañanitas”. En la “Villita” se hermanan poblanos y visitantes que colman el templo para agradecer a “la Morenita” los favores recibidos a lo largo del año y para encomendarse para el difícil año que se aproxima.

Los fervientes no son tv stars y tampoco cantantes renombrados pero la fe los lleva a entonar el canto con más fervor y con más devoción que los artistas que van a la Villa de Guadalupe, en la ciudad de México.

Los acordes de mariachis retumban al interior del templo y en las afueras, donde lo profano cobra vida, con vendedores ambulantes y feligreses que han pasado a rendir culto a la Virgen de Guadalupe.

A las afueras del templo, los fervientes realizan una hilera kilométrica que se extiende hasta la 2 Poniente, “dobla” a la izquierda hasta incorporarse a la 13 Norte. El frío cala hasta los huesos pero la fe mantiene estoicos a jóvenes, niños con el atuendo de Juan Diego y personas de la tercera que esperarán tranquilos su turno para ingresar a persignarse ante “la Morenita”.

Pero también por varios puntos de la entidad se celebra a la Virgen de Guadalupe, algunos haciendo procesiones, la mayoría desde sus comunidades.

Sin duda, la celebración de la Virgen de Guadalupe en la ciudad de Puebla es impresionante, como en otros muchos lugares del país, señaló Ernesto Licona Valencia, investigador en Antropología de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP).

“Sorprende Puebla por la gran cantidad de personas que asumen el acto festivo, por la mezcla de lo sacro y lo profano y por la diversidad de los actos de celebración que responden a las historias de los lugares y de sus habitantes”.

Celebraciones poblanas

Ernesto Licona en un estudio explicó que la celebración a la Virgen de Guadalupe es la fiesta religiosa más importante de México y en Puebla.

En el estado de Puebla, según relata la investigación, se realiza la festividad de manera masiva y en diversos espacios urbanos, desde fábricas, barrios, colonias y hogares, así como en cientos de comunidades rurales.

En su día —12 de diciembre—, las personas organizan rosarios, misas, bailes, comidas, cantan y también es ocasión para divertirse con los amigos y familiares.

Fábricas, talleres mecánicos, misceláneas, hojalaterías, colonias, barrios, vecindades, bases de microbús, mercados y hogares particulares construyen un pequeño altar para rendirle culto, conviven con la imagen sagrada y aprovechan la ocasión para pedirle un favor o para agradecerle un milagro.

“Hay colonias que organizan peregrinaciones hacia el cerro del Tepeyac (ubicado en la ciudad de México); en otras, son los jóvenes los que construyen altares en las esquinas y llevan mariachi y cantan las mañanitas”.

Da como ejemplo a la fábrica de hule ubicada en la colonia Bugambilias, que emplea a 97 obreros, donde en cada sitio de trabajo se encuentra un altar a la Virgen de Guadalupe, pero también existe uno principal que es acompañado por una bandera nacional.

El 12 de diciembre el nicho sagrado se limpia, se adorna, se le ponen veladoras y se instalan varios “foquitos” para iluminar el espacio sacro.

La celebración inicia a las 7 horas con una misa que oficia un sacerdote, una hora después se reúnen cerca de 200 personas que son familiares de los trabajadores y de los dueños de la pequeña empresa.

La familia del empresario organiza el desayuno con atole y tamales, y al terminar se les proporciona a los trabajadores la comida que sobra. Es una celebración muy solemne y termina pronto, sin embargo, en otra fábrica más grande la celebración es de otro tipo.

En la fábrica de “cajas” que se ubica cerca de la armadora de automóviles Volkswagen, la celebración se lleva a cabo en el taller de la misma, que repara tráileres. El taller cuenta con un pequeño altar y la misa comienza a las 14 horas, con la participación de los trabajadores, clientes y el patrón.

Inicia con un aplauso a la Virgen de Guadalupe y el sacerdote comienza la misa. Dice que la virgen es un regalo de Dios con el pueblo de México y de América, porque nos regaló la maternidad de nuestra señora.

Señala en la homilía que la Virgen de Guadalupe es la primera evangelizadora. El sacerdote pide a la virgen por todos los asistentes y, en especial, pide por tres familias que pagaron para ser nombradas.

Al terminar la misa, también con un aplauso, empiezan a desalojar el lugar e instalan mesas con manteles para realizar la comida y el grupo musical comienza a acomodarse para tocar. “Con esta fiesta el patrón aprovecha para festejarle a los empleados la Navidad y el año nuevo, así se ahorra una lana”, dice un empleado.

En la fiesta corre mucha bebida embriagante que proporciona el patrón y, llegada la noche, la mayoría de los trabajadores se encuentran borrachos y empiezan a retirarse a sus casas.

Para esas horas el patrón se ha retirado del lugar y deja a los policías y encargados para que guarden compostura sus empleados. Esta celebración, a diferencia de la anterior, es mucho más festiva, se baila, se bebe y se echa relajo constantemente.

En la unidad habitacional de obreros de la VW la fiesta empieza un mes antes, con rosarios en la capilla dedicada a la guadalupana. Los rosarios terminan el día 11 de diciembre y es cuando se regalan golosinas a los niños, a los adultos se les reparte atole; ese día hay rosarios cada dos horas.

A las 19 horas empiezan a lanzar cohetes para que las personas sepan que pueden llevar imágenes de la virgen y puedan ser bendecidas a cambio de una cooperación económica.

A la medianoche, los vecinos cantan las “mañanitas” durante toda la noche y madrugada del día 12; las personas pasan al altar, le rezan y agradecen, algunas otras traen música y le cantan.

En la colonia Manantiales la celebración adquiere característica más colectiva y tradicional. Empiezan con las “mañanitas” que son financiadas por familias con más recursos económicos.

Se escuchan tríos y mariachis, las personas de la comunidad agradecen la “buena voluntad” de esas familias “adineradas”, se escuchan “mañanitas” a partir de la medianoche del día 11 de diciembre.

Por la mañana llegan los peregrinos —peregrinación de miembros de la comunidad que fueron a la Basílica de Guadalupe, en la ciudad de México— a la iglesia, agotados por la larga travesía pero orgullosos porque cumplieron su objetivo; entran, rezan y momentos después se retiran a sus hogares.

En Manantiales, el 12 de diciembre se organizan partidos de futbol donde que a los ganadores se les entregan trofeos. Dicen algunos vecinos que en años pasados se organizaban carreras de costales y un concurso de comer plátanos. Por la tarde, muchos niños hacen su primera comunión y otros son bautizados.

Algunos niños son vestidos de Juan Diego y las niñas de “inditas”. Entrada la noche, empieza la función de lucha libre, que es del agrado de los menores. También, empiezan a funcionar los juegos mecánicos y los innumerables puestos de atole, chalupas y antojitos de todo tipo.

Algo característico de esta comunidad es que organizan una procesión por el interior de las calles de la colonia. El viaje religioso no se organiza cada año, sino depende de la iniciativa de diversas personas que, si tienen tiempo y dinero, lo llevan a cabo.

Sacan a la Virgen de la iglesia y un conglomerado de mujeres —ancianas, jovencitas, señoras adultas y niñas— hace el recorrido. Una niña, vestida de blanco, va al frente porque ella es la que corona a la virgen; lleva una charola donde se posa la aureola.

Otra niña carga una canasta con pétalos de rosa y otras llevan flores como nubes y banderitas de color azul y blanco, otras más ondean banderitas de México. También, se puede observar muchas niñas vestidas de “inditas”.

El evento culmina con la coronación, se piensa que es como un regalo que se le proporciona a la virgen y si los padres de la niña tienen más dinero pueden comprarle también ropa a la guadalupana.

Los comerciantes de un mercado no dejan la ocasión para celebrar el día de la Virgen de Guadalupe. El mercado está dividido en varios sectores y cada uno tiene un altar dedicado a la “madre de México”, además de los innumerables altares que existen en las entradas.

En el sector 12 se inicia la celebración con una misa donde concurren comerciantes, clientes y curiosos, culmina el acto religioso con la coronación de la virgen por parte de un niño vestido de “Juan Dieguito”.

Al terminar este acto, los asistentes preparan el espacio y disfrutan de una fiesta donde comen cemitas y toman cerveza. Hay mariachis y música grupera para bailar.

En una colonia del sur de la ciudad lleva el nombre de Guadalupe, de ahí la importancia y suntuoso de los festejos porque en cada hogar se festeja a la Virgen de Guadalupe, se construyen muchos altares y realizan una verdadera fiesta popular.

Los festejos se llevan a cabo del día 10 al 12 de diciembre y culminan con una fiesta popular el siguiente domingo. Esta colonia se distingue por la gran cantidad de altares que se construyen en muchos espacios de la comunidad.

Están hechos de gran variedad de materiales y se adornan con infinidad de motivos religiosos y navideños.

El día 12 es el gran día. Se realizan misas todo el día, unas están dedicadas a las fábricas vecinas como Volkswagen y La María. Afuera se instala la feria y los comerciantes de comida hacen “su agosto”.

Un momento esperado es la quema de juegos pirotécnicos, que marca el fin de los festejos realizados por la iglesia. Sin embargo, en los hogares se escucha música porque también están celebrando a sus “lupitas”.

Por la mañana se observa todavía grupos de amigos y familiares tomando las últimas “cubas” o las primeras del nuevo día, los altares todavía están iluminados, la fiesta-celebración-adoración ha terminado.

Mezcla de creencias

De acuerdo a la historia, el culto a la guadalupana se remonta a la época anterior a la llegada de los españoles, cuando los aztecas dominaban la ciudad de Tenochtitlan.

Por ello se dice que en la guadalupana se funden dos tradiciones que forman parte de las creencias de este país, pues su imagen evoca la adoración a las deidades de los antiguos mexicanos y a María, la madre de Jesús.

Representando el lado femenino de los dioses, afirman que los nativos de México iban a rendirle culto en el cerro del Tepeyac a la diosa Cihuacóatl, llamada también Tonantzin, que significa “ nuestra madre”, de lo cual hay testimonios de los misioneros del siglo XVIII.
Cientos de personas llegaban a este lugar y ahora, en ese preciso sitio está edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe.

Pero lo que permitió convertir a la “virgen morena” en la imagen más seguida y de mayor devoción en nuestro país fueron las apariciones que le hizo a Juan Diego, explicó el vocero de la arquidiócesis, Eugenio Lira Rugarcía

Incluso, cientos de personas caminan en peregrinación desde sus comunidades de origen, algunos desde las zonas más apartadas hacia la ciudad de México para ver a la Virgen de Guadalupe, muchos como parte de un compromiso que hicieron por un milagro o un favor recibido, otros por convicción o tradición.

Lo verdaderamente cierto es que la Virgen de Guadalupe es la representación colectiva del pueblo mexicano, además de que es fuente de inspiración e identidad que se tiene en el país.