En la antesala de una renovación en el tricolor estatal poblano, el nombre del exdiputado tricolor Alberto Jiménez Merino se volvió a escuchar con fuerza esta semana. En los corrillos políticos suenan los nombres de los priistas Alberto Jiménez Merino, Rocío García Olmedo y Guillermo Deloya Cobián como los más fuertes aspirantes a la dirigencia estatal del tricolor. Siguiendo las reglas no escritas de su partido político, los tres se han descartado para ser los dirigentes del PRI en Puebla.

El presidente del Icadep a nivel nacional, Guillermo Deloya Cobián, ha señalado que está entregado de tiempo completo a su trabajo en el Icadep. Pero los tres priistas cuentan con nexos en el Comité Ejecutivo Nacional para ubicarse en la codiciada posición con miras a la elección federal del 2015.

La semana pasada, en declaraciones a Intolerancia Diario, Alberto Jiménez Merino señalaba: "Aún no tengo ninguna señal”. Lo cierto es que el funcionario federal se encuentra en la antesala para dirigir al alicaído partido político. Jiménez Merino buscó, en el 2010, ser el dirigente estatal del PRI y, al estilo de su partido político, se “disciplinó”. Pero ahora el eventual relevo del expartidazo se encuentra, en mayor o menor medida, en la combinación de personajes mencionados.

En esas combinaciones posibles, tan a gusto para los priistas, una dupla probable sería la que podrían hacer Jiménez Merino y la legisladora federal Rocío García Olmedo. O el presidente del Icadep con la diputada priista por el distrito de Atlixco. Aunque, a decir del dirigente estatal del PRI, Pablo Fernánez del Campo, aún no hay fecha para hacer cambios en el PRI; la cuenta regresiva para la renovación del expartidazo está en marcha.

Carrusel de dirigentes priistas


En tres años, el PRI ha tenido tres dirigentes. En noviembre del 2010, en los estertores del sexenio pasado, Juan Carlos Lastiri Quirós fue nombrado, en asamblea de delegados, como el dirigente del PRI. Igual número de delegados del CEN ha tenido el PRI poblano desde el 2010.

En la contienda por la dirigencia estatal del tricolor se quedó el entonces diputado federal Alberto Jiménez Merino, hasta hoy delegado de la Sagarpa. Posteriormente, Lastiri Quirós dejó la dirigencia para buscar una candidatura al Senado de la República, por el mismo partido. En su relevo llegó Fernando Morales Martínez, en febrero del 2012.

El exdiputado federal permaneció como dirigente del expartidazo hasta noviembre del mismo año. Es decir, 10 meses al frente del PRI estatal. Posteriormente, el 26 de noviembre del 2012, fue designado como delegado presidente del Comité Ejecutivo Nacional el actual dirigente del PRI, Pablo Fernández del Campo.

A diferencia de las dirigencias de Lastiri Quirós y Morales Martínez, que evitaron cualquier crítica o valoración de las políticas públicas estatales o de las acciones gubernamentales, el actual dirigente, Pablo Fernández del Campo, sostuvo críticas sobre el funcionamiento de las acciones gubernamentales, principalmente durante la elección del año pasado, acusando a los órganos electorales de ser parciales al gobierno del estado y a en su coalición partidista.

En mayo del año pasado, en los momentos más álgidos de la campaña electoral, el dirigente priista acusó al gobernador Rafael Moreno Valle Rosas de realizar una elección de estado en Puebla. Pero tras la derrota electoral que sufrió su partido y ante la coyuntura de la discusión de la Reforma Energética, la dirigencia estatal priista guardó sus críticas para otros momentos.

El PRI de oposición: entre el punch y el clap, clap


En una difícil coyuntura política, el partido que gobernara de manera ininterrumpida el estado de Puebla intenta salir de su marasmo. Aunque a nivel federal tiene la mayoría simple en el Congreso federal y la Presidencia de la República, para los militantes de dicho partido político el PRI no encuentran la fórmula para ser una oposición enérgica frente a las decisiones estatales.

Por el contrario, en la mayoría de las decisiones polémicas estatales el PRI tanto los diputados como su dirigencia se han sumado a las mismas sin restricciones. Dos elecciones han servido de “termómetro” para los priistas, mostrando en las urnas cómo perciben los electores al viejo expartidazo.

En la elección presidencial del 2012, el PRI quedó relegado, ganando la coalición de partidos izquierdistas. Aunque el expartidazo ganó los comicios al Senado y la mayoría de las diputaciones federales. En la elección local del 2013, el PRI tampoco encontró el beneplácito de los electores. Perdió las principales ciudades y cabeceras distritales. Además, el tricolor sólo ganó tres distritos electorales por el principio de mayoría relativa.

Aunque al parecer la aventura del PRI por convertirse en un partido de oposición no está en la agenda del priismo local ni de sus legisladores ni de sus dirigentes, según se desprende de la fugacidad de algunas declaraciones críticas, en otros momentos la conducta de los priistas es el dejar pasar de lo que sucede en el estado.

Por ejemplo, el pasado 9 de septiembre del 2013 los legisladores del PRI en el Congreso local y su dirigente estatal, Pablo Fernández del Campo, anunciaron que emprendería una serie de amparos en contra de la ley estatal del agua. Sin embargo, lejos de revertir la ley ni los diputados ni la dirigencia estatal, hicieron algo para revertir las reformas a la ley estatal del agua, que permiten la privatización de los sistemas operadores.  

Salvo en la campaña electoral del 2010, donde los entonces candidatos priistas realizaron un conjunto de críticas y posicionamientos en contra de políticas públicas estatales, el PRI ha jugado el papel de dejar pasar todos aquellos temas polémicos o, en su caso, avalarlos.

Frente a esto, por lo menos en la pasada Legislatura los diputados del PRI no presentaron una agenda social o alternativa frente a la agenda gubernamental que se propuso reconstruir la función administrativa y dotar a la administración de herramientas más ambiciosas y discrecionales para la construcción de obra pública, como los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS), reformas legislativas que los mismos diputados aprobaron.

La entrevista

En una entrevista publicada la semana pasada en Intolerancia Diario, el todavía delegado de la Sagarpa aceptaba el viejo adagio de los priistas de ser un “soldado” de su partido. “No sé de dónde lo sacaron, no tengo ninguna indicación, estoy trabajando en Sagarpa, muy intensamente atendiendo la Cruzada Nacional contra el Hambre", comentó el funcionario federal.

"Repito lo que les he dicho a mis amigos que me han hecho el comentario, a algunos militantes, que si el PRI me necesita, yo estoy puesto, pero hasta ahí llega la situación, no hay más", aseguró.

"Yo soy un soldado del PRI y he estado y estaré donde me necesite", añadió al asegurar que no ha tenido pláticas sobre el tema con las cúpulas priistas nacionales.

"No, aún no. Yo creo que esto ha sido parte de comentarios locales, de comentarios de algunos militantes, pero aún no se ha establecido ninguna comunicación", dijo el exsecretario de Desarrollo Rural en los sexenios de Melquiades Morales y Mario Marín Torres.

—¿Personalmente, le gustaría el cargo?

—Personalmente, me gustaría seguir sirviendo a Puebla. Personalmente, me gustaría atender la responsabilidad que más le convenga a Puebla, a mi partido, por eso siempre me he declarado como un soldado.

—¿Cómo ve al PRI en el estado, necesita una renovación inmediata?

—Me parece que tendremos que, entre todos, sea quien sea el dirigente, integrarnos, consolidarnos, ir a buscar a los que se han ido. Necesitamos confirmar y reafirmar lealtades, intensificar el trabajo y tener muy presente que sólo la unidad nos podrá devolver triunfos que hemos dejado ir.

—¿Si hay tiempo de recuperar esos triunfos de antaño para el 2015?

—Yo creo que sí. Se requiere de mucho trabajo, se requiere de mucha unidad y me parece que quien llegue a la dirigencia tendrá esta enorme tarea.

—¿Está resquebrajado el PRI? ¿Por eso requiere de unidad?

—Yo creo que ahorita está disperso, ahorita esta dispersó en cualquier derrota. Cuando hay resultados negativos, es muy común que empiecen primero a echarse culpas unos a otros, hay desmoralización y creo que se requiere por tanto que todos nos integremos, que todos tengamos como meta inmediata el 2015 para que podamos consolidar, recuperar la fuerza de México que es el PRI.