“Aquí no hay coronavirus, la gente del campo no entiende de eso, se tiene que levantar temprano a trabajar, los animales nunca dejan de comer”, fueron las palabras de José Luis García Silva, quien junto con otros productores hortícolas de Palmar de Bravo y Quecholac, abastece la Central de Abasto de la Ciudad de México, y es una pieza importante en la sociedad para que después de la pandemia haya alimentos y no se enfrente el hambre.

A poco más de un mes de haberse declarado la contingencia por la pandemia, la visión de un sector de la sociedad poblana que vive en zonas urbanas en torno a las necesidades básicas cambio.

Dentro de sus casas no piensan en comprar bolsos que cuestan miles de pesos, ropa de marca, o perfumes caros, sino en qué comer al día siguiente.

Intolerancia Diario recorrió la zona de Cuacnopalan, perteneciente a Palmar de Bravo, platicó con quienes son los héroes no solo durante la Pandemia, sino lo serán después de la misma. Ellos son los productores del campo que no han dejado de trabajar un solo día y que están en el programa PRODETER 16, de la Secretaría de Desarrollo Rural, cultivando hortalizas, y señalan, “aquí no hay coronavirus"·

José Luis García Silva productor de hortalizas habló de la realidad que se vive en el campo, donde la gente va al día pues advierte, si no se trabaja, no se come.

“Aquí en el campo no hay coronavirus, la gente del campo tiene que comer todos los días, la gente del campo va al día, por lo tanto, tenemos que trabajar todos los días. Los que tenemos animales, para ellos no hay día de fiesta, todos los días tienen que comer, todos los días hay que alimentarlos, ver si hay un problema de sanidad, vacunarlos, asimismo las plantas, hay que deshierbar, labrar, fumigar, regalarlas y estar pendientes de ellas”

Los  productores saben que no pueden detenerse, cada mes tienen que pagar cada mes el recibo a CFE, pero han mejorado la calidad de sus productos con las nuevas técnicas de cultivo.

En Cuacnopalan los productores llevan cerca de cinco años organizados por medio de PRODETER 16, buscando mejorar la calidad de sus productos, con sistemas de riego por goteo, y el acolchado para proteger plantas y eficientizar el uso de los fertilizantes.

Los intermediarios

El productor de hortalizas Pedro Sánchez, explicó en el caso de PRODETER 16 se unieron dos municipios, y cultivan tomate de cáscara, cilantro, zanahoria, y la lechuga romana, esperando que pronto puedan producir otras especies para la exportación.

Indicó que aún resulta caro el producir los alimentos, pero con la tecnificación del campo se podrá avanzar.

Comentó que en la región se están adoptando nuevas formas de cultivo, y lamentablemente el principal problema sigue siendo el mercado, ya que no se puede llegar directamente al consumidor, sino que son los intermediarios quienes se quedan con la mayor parte de la ganancia, pero se espera que haya alguna manera de evitarlos.

Frescos como una lechuga

En Cuacnopalan se aprecian los campos de hortalizas verdes, en el caso de la lechuga romana tienen que esperar 70 días para cosecharla, pero directamente en el campo su precio apenas llega a los 2 pesos la pieza.

El proyecto es tener otras variedades como la “china” que se utiliza en ensaladas y hamburguesas, pero aún siguen los estudios para ver la rentabilidad.

Próximos proyectos

Mientras en la zona urbana hay la preocupación por el futuro, en el campo poblano hay esperanza, tienen proyectos que no se detendrán, como la construcción de tres bio-fábricas para producir su propio abono orgánico y terminar con el uso de agroquímicos lo cual dará un mayor valor a sus productos, además de bajar los costos de producción.

Estos héroes no tienen capa, ni bata, sino sus manos para hacer producir la tierra.