Durante cuatro años Tuss Damián Fernández tuvo que enfrentar la violencia institucional de los anteriores gobiernos estatales para tener su identidad, ya que a pesar de ser un derecho humano, principalmente en el gobierno de Rafael Moreno Valle se interpusieron recursos legales para que no fuera reconocido su género masculino.

Licenciado en Lenguas, Tuss Fernández inició en el periodismo en su natal Huauchinango, trabajando en la radio. Hace veinte años llegó a Puebla e inició la etapa más complicada de su vida, pedir que se reconociera que era un hombre que había nacido en cuerpo de mujer.

En entrevista con Intolerancia, frente a las oficinas del Congreso, donde apenas el pasado viernes aprobaron en comisiones la llamada Ley Agnes, indicó que el próximo martes lo que espera es celebrar con integrantes de la comunidad transgénero que ha sido discriminada.

“Es bueno en caso de conseguirlo, eso hará que muchas personas trans”, tengan acceso real a sus derechos humanos, ya que hay algunos, como a la identidad, del cual se derivan otros que por el momento no se pueden ejercer. La identidad es la llave que abre el derecho a otras garantías", dijo. 

La lucha y la violencia institucional

De su lucha para que se reconociera su identidad, señaló que no recuerda realmente cuántos años lleva, por lo que podrían ser más de los que él piensa, aunque pueden ser de ocho a 10 años como activista, pero antes hacía periodismo militante y desde los medios de comunicación emprendía la lucha.

Acerca de la discriminación, precisó que en materia laboral, al haber ejercido el oficio de periodista fue benévolo, ya que compañeros y compañeras fueron abiertos con él, pero la violencia la recibió de la parte institucional.

Recordó que en la administración del exgobernador Rafael Moreno Valle intentó hacer el cambio de identidad, pero desde el estado se utilizaron todas las prácticas dilatorias que se pudieron llevar a cabo, y el juicio que debía durar no más de 90 días se extendió a cuatro años.

A principios del tercer año del proceso legal que emprendió, explicó, se dictó la sentencia definitiva por parte de la instancia federal y el gobierno del estado tardó 11 meses en cumplirla.

“La iba cumpliendo de a poquito para dilatar el proceso, y no tenían un argumento, sólo querían impedir que tuviera el acceso a mi identidad. Gané el primer amparo, lo impugnaron, esa impugnación se llevó otro largo rato, se turnó a un tribunal civil, mismo que se declaró incompetente en el último día al agotarse el plazo; lo turnó a un tribunal administrativo, éste hizo lo mismo, en el último día se lo turnó al tribunal civil, y después a la Suprema Corte de Justicia, que no lo resolvió, sino que determinó que el tribunal administrativo era el competente para resolverlo, y por eso fueron cuatro años en tener acceso a mi identidad”, relató Damián Fernández.

 

 

La vida en la miseria

Tuss Fernández advirtió de los problemas que enfrenta la comunidad “trans”, al señalar que el hecho de que se le impida a estas personas identificarse como se autoperciben, las orilla a vivir en condiciones precarias, principalmente de trabajo para las mujeres. Al no ser aceptadas en empleos formales, muchas veces deben recurrir al trabajo sexual para sobrevivir.

Comentó que en el caso de los hombres “trans”, al entregar su documentación para poder tener un empleo, ejercen trabajos pequeños, que les impiden un desarrollo profesional, y se convierte en un círculo vicioso porque las condiciones de vida no les permiten, desarrollarse ni consolidar un proyecto de vida mejor.

Reiteró que él ya cuenta con su identidad, pero tuvo que recurrir a un juicio, ahora viene una oportunidad para que la comunidad transgénero tenga el derecho a una identidad sin necesidad de ir a un proceso largo.