Poblanos y turistas tomaron las cacerolas para hacer ruido y pedir que cese la violencia en el país, luego del peor atentado terrorista que se registró la semana pasada cuando fue incendiado el Casino Royale en Monterrey.
Por medio de la convocatoria a través de las redes sociales, al menos 50 personas se reunieron frente al asta bandera del zócalo con cartulinas pegadas al cuerpo donde simplemente pedían “no más violencia”.
Sin la presencia de representantes de partidos políticos, una de las promotoras de la movilización, Ireri Herrera Sandoval, acompañada de sus padres y hermanos, señaló que la movilización es para pedir un “basta a la violencia” que se ha registrado en el país.
Reiteró que el movimiento surgió de la inquietud de jóvenes y padres de familia preocupados por la situación que se vive en el país, así como para pedir que Puebla sea un lugar seguro.
Explicó que utilizar las cacerolas fue una idea que se tuvo copiando el modelo de los manifestantes chilenos que protestaron contra Augusto Pinochet de manera pacífica haciendo ruido.
“La idea es hacer ruido, más que guardar silencio, en espera de que se haga algo para frenar la ola de violencia que se presenta en varios estados del país.”
Dejan el danzón para marchar
Al mismo tiempo que los ciudadanos efectuaban la manifestación se llevaba a cabo el festival del Día del Abuelo, con música de danzón interpretada por la Banda Municipal; sin embargo, don Francisco se separó del evento al igual que otras personas para sumarse a la movilización.
Sin cacerolas, don Francisco y otros simpatizantes comenzaron a caminar aplaudiendo para que los cientos de personas que ahí se encontraban se sumaran al movimiento.
Sin una sola consigna política y sólo las frases de “no más violencia”, “no más sangre”, “queremos paz” se dieron dos vueltas al zócalo.
Algunos turistas, al preguntar el motivo de la ruidosa manifestación, se fueron sumando hasta lograr un grupo compacto de al menos cien personas.
En la movilización nadie se vio como cabeza, incluso niños de menos de tres años eran motivados por su padres para que aplaudieran.
Conforme pasaban los minutos los golpes causaban estragos en las cacerolas que fueron las víctimas por la fuerza en la que los poblanos y turistas pidieron que cese la violencia.