Elegantes catrinas a ritmo de los acordes del mariachi, impregnaron a Puebla de la tradicional esencia de Día de Muertos, fiesta mexicana matizada de cosmovisión y cultura. Las catrinas ni se inmutaron con la pertinaz llovizna que arropó la octava edición de la Muerte es un Sueño.
Más de mil jóvenes pasados por agua marcharon con cánticos por las principales calles del bulevar de Mayo para mantener en la memoria de los vivos la ancestral tradición mexicana.
El muralista Diego Rivera quien bautizó a la dama vestida de negro y blanco como catrina, pero fue José Guadalupe Posada el precursor de esta representación que se arraigó en las comunidades asentadas en territorio nacional para conmemorar los días de muertos.
La historia de la catrina comenzó durante los gobiernos de Benito Juárez, Sebastián Lerdo de Tejada y Porfirio Díaz pero con los textos para satirizar a los políticos de esos días, con ese matiz sarcástico los mexicanos y poblanos festejan a sus muertos en Todos Santos.
El desfile fue multicolor por los matices de los trajes de cada uno de los participantes de las escuelas, las catrinas también se dejaron venir de Morelos.
El contingente partió de la avenida 43 Oriente, la llovizna no impidió que algunos poblanos y turistas presenciaran el desfile desde el camellón y en la acera del bulevar 5 de Mayo, los enterados aseguran que la alcaldesa Claudia Rivera Vivanco no dio el banderazo de salida porque no la dejaron disfrazarse por respeto a la investidura del cargo que ostentará hasta el 2021.
Las catrinas perfectamente ataviadas lanzaban besos a las personas que se congregaron para grabar esos momentos.
Mariachis, charros y adelitas que regresaron de mundo de los muertos para entonar la música mexicana provocaron que los asistentes movieran el esqueleto.
El regreso de los aztecas
Uno de los contingentes que provocó la atención de turistas fue el de los aztecas, los alumnos ataviados con taparrabos multicolores y penachos, lograron que los turistas corrieran para ‘tomarse’ la foto del recuerdo.
La noche se transformó en día, el culto a la muerte con su colorida celebración en territorio nacional desde la época prehispánica hasta la actualidad no pasa de moda, atrae a multitudes, algunos poblanos y poblanas también se pintaron los rostros con colores multicolores para no desentonar.
Algunas mujeres vestidas de novias, otras de riguroso luto, pero cantando en compañía de niños vestidos de smoking y sombrero con los rostros pintados dieron la impresión de descender del lienzo de la catrina inmortalizada por el muralista Diego Riego Rivera.
Los contingentes de bandas escolares le metieron vida al recorrido con música muy mexicana y clásicas de películas del Agente 007 James Bond y Rocky Balboa, el púbico también danzó por donde pasaba la caravana de bailarines, de chicos y chicas disfrazadas de calaveras que además no se cansaron de hacer bailar.
Durante el recorrido el aroma a copal, el humo, la neblina, los tambores, el miedo conmemoraron al Mictlán, el inframundo azteca, los danzantes, con los cuerpos pintados, invitaban al público a sumergirse en este pasado intangible, pero lleno verdad y color.
Algunas Las personas que asistieron indicaron que el desfile es una gran iniciativa porque el Día de Muertos es más que el halloween gringo porque con estos desfiles, aunque llueva se preservarán las traiciones mexicanas que se deben transmitir a las nuevas generaciones.
Entre los asistentes unos novios con un letrero que rezaba: más unidos que nunca; pero picarones, porque un cordón umbilical los entrelazaba con más fuerza en los rostros pintados de la huesuda.