Al orar por el descanso eterno de Esmeralda Gallardo, ejecutada el martes previo, el Arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, reprobó la ola de asesinatos continúa con todo y solo se escucha que se castigará a los responsables y se llegará hasta las últimas consecuencias.
La integrante del colectivo Voz de los Desaparecidos Puebla, buscaba a su hija Betzabé Alvarado Gallardo, desaparecida, desde el 2021, pero de acuerdo a reportes policiacos recibió al menos 10 disparos de arma de fuego, cuando esperaba el transporte público en la unidad habitacional Villa Frontera.
Lamentó también la indiferencia de la comunidad, arropado por la cultura de la muerte, de la violencia, del individualismo y el descarte.
Monseñor refrendó que en el panorama social se vive la cultura de la muerte y la violencia para abrir paso al egoísmo, a la indiferencia y a no conmoverse con los acontecimientos del dolor y sufrimientos de los demás.
Subrayó que para disminuir los asesinatos y la violencia, son necesarias acciones contundentes en lugar de palabras y compromisos de las autoridades sobre castigos a los responsables de acciones delictivas y de que se llegará hasta las últimas consecuencias.
“Como dice el Papa Francisco, somos indiferentes, estamos cayendo en la globalización de la indiferencia; matan a hermanos y ya pasó, desaparecen a gente, a familias y pasan a ser datos de la estadística y no pasa nada".
Está lepra de la apatía, dijo, que viene acompañada de las declaraciones que se escuchan del castigo a los responsables de crímenes, desapariciones y delitos, además del llegar hasta las últimas consecuencias, pero no para a la violencia que sigue adelante.
“La lepra sigue existiendo, la lepra de la apatía, es la de quienes viven alejados de todo optimismo, la lepra de la desilusión, la lepra de la incredulidad que, es tal vez, la más grave y las más severa de nuestros días, hombres y mujeres que viven al margen de la fe, que viven al margen de la iglesia y que, sobre todo, viven al margen de Dios”.
Insistió que los cristianos deben ser compasivos ante la violencia y el crimen que se mantiene en territorio nacional; además con todos los afectados por la apatía, la desilusión, la incredulidad, los afectados por el crimen y por la violencia.
En contraparte pidió cercanía con las familias desplazadas, con las familias que tienen hijos o familiares desaparecidos, asesinados injustamente.
Además pidió a la comunidad a mantener la compasión en sus corazones, a no dejar que la indiferencia conduzca a no ver la realidad en toda su magnitud y en toda su gravedad.