El panorama de violencia "incontrolable" al seno de los 32 estados de México, se nota con masacres como la de Querétaro a donde murieron al menos a 10 personas, la víspera, advirtió el Arzobispo, Víctor Sánchez Espinosa, después de realizar un oración especial por los policías de Atlixco, María Guadalupe Reyes Gómez y Armando Melendez Martínez, ejecutados en el cumplimiento de su deber. 

Recordó que la violencia fuera de control, se muestra lo mismo en Guerrero, Sinaloa Querétaro, Puebla, Veracruz, Michoacán y en cada una de las entidades federativas de "nuestra" patria.

La noche del sábado previo de acuerdo a los reportes de medios de comunicación nacionales y globales fue un comando armado el que irrumpió en el bar Los Cantaritos de Querétaro para ejecutar al menos a 10 personas  y dejar heridos a siete comerciales.

Ante esa violencia desmedida que las autoridades de los tres niveles de gobierno no pueden controlar, pidió a las y a los dar su mejor versión a sus familias para comenzar a incidir positivamente en el tejido social.

Monseñor, aclaró que las personas deben también apartar de sus vidas, esa actitud incontrolable del individualismo y de la captación de bienes materiales, sin importar si humillan o violen lis derechos humanos de las y los ciudadanos.

Desde la Basilica Catedral Metropolitana de Puebla pidió nuevamente por el retorno de la paz a "nuestra" patria y para que reine la paz al seno de las familias que viven en territorio nacional.

"Sigamos pidiendo a Dios, nuestro padre, por la paz nuestra patria. Parece ser que la violencia está incontrolable, ya lo mismo es Guerrero, Querétaro; masacres tristemente. Esa es nuestra situación en México, pidamos a Dios nuestro Señor que nos dé la paz, que reine la paz en nuestras familias en nuestros estados y en nuestra nación".

Sánchez Espinosa realizó una oración especial por los policías María Guadalupe Reyes Gómez y el oficial Armando Melendez Martínez, ejecutados en Atlixco en cumplimiento de su deber.

Fue el domingo 27 de octubre previo, cuando Monseñor, aseguró: "aunque (las autoridades) nos digan que no hay violencia ni inseguridad. No es cierto, sí es cierto; hay mucha gente muerta por la violencia,  por la inseguridad, qué hacía el sacerdote; gritar, pero sus gritos eran incómodos siempre hay gente que prefiere callar esos gritos incómodos, pero es el grito del pobre, es el grito del desvalido, del marginado, del excluido de la sociedad. Es el grito de quien se siente impotente ante las realidades adversas, que clama justicia y compasión. No seamos sordos, queridos hermanos a la voz, a los gritos de justicia social de estos hermanos nuestros".