Uno de los temas que deberá analizarse después de lo sucedido en el debate del domingo pasado, se centra en los señalamientos y acusaciones de Eduardo Rivera contra Sergio Salomón.
Porque atacar a AMLO y sus políticas fallidas de seguridad y salud pueden ser más que entendibles en el marco de la contienda. Golpear a Alejandro Armenta era un tema obligado y natural. En conclusión, atacar a la 4T era una asignatura obligada.
Y es ahí en donde entra el gobierno de Sergio Salomón para quien únicamente había tenido muestras de respeto y gratitud.
Se dice que hay una amplia lista de apoyos y beneficios que el gobierno municipal de Lalo Rivera recibió de manos del hoy gobernador.
Nobleza obliga, dicen los sabios; pero al parecer, ni los sabios tuvieron la ascendencia suficiente para evitar que Lalo se lanzara contra quien le tendió la mano en repetidas ocasiones.
“Pero qué necesidad” cantaría el divo de Juárez. “Para qué tantos problemas” remataría. Esa munición cebada en nada ayudará a Rivera considerando la aceptación de Salomón, que lo coloca como un personaje que está más allá del bien y del mal.
Para la mala fortuna de Lalo, hoy el activo político más importante de Armenta es el gobernador y sus ataques lo único que lograron es que estén más unidos que antes y que entre sus objetivos, esté el de enterrar al hoy candidato blanquiazul.
Al final de esta historia, lanzar bombas mediáticas sin fundamentos contra quién te dio su apoyo es un acto de deslealtad y traición.
Y es en donde vuelvo pregunta la más maquiavélica de las frases: ¿el fin justifica los medios?
Compromiso con la paz
Ayer los tres candidatos al gobierno, Alejandro Armenta, Lalo Rivera y Fernando Morales, firmaron la agenda por la paz. Se trata de una serie de acuerdos con los cuales se busca reconstruir el tejido social. El arzobispo, Víctor Sánchez, fue el testigo de honor en la Universidad Iberoamericana.
Ante la ola de violencia que padecemos tanto en el país como en el estado, la cultura de paz y la reconstrucción del tejido social son urgentes. El fortalecimiento de la seguridad y la aplicación eficaz de la justicia son otros dos de los compromisos adquiridos.
Confiemos que las firmas plasmadas sean muestra de su genuino compromiso y voluntad, para que en el siguiente sexenio, gane quien gane, se acaten la mayoría de estos acuerdos.
Las tareas para reducir los hechos violentos en nuestro estado no pueden esperar mucho más.