Entre los números del PREP y los conteos rápidos, la mayoría de los resultados están claros y salvo pequeñas excepciones Morena se habrá consolidado e incluso fortalecido más que en 2018 cuando arrasó la ola lopezobradorista.

El domingo pasado, con una votación histórica, la mayoría habló y decidió darle todo el poder a un solo partido: Morena.

Más de 35 millones de mexicanos decidieron que la presidencia de la República se quedará en manos de la candidata guinda, Claudia Sheinbaum.

En un menor grado, pero también importante, la mayoría decidió que 24 estados -y sus congresos- sean para el mismo partido. Una tercera parte de los Ayuntamientos en Puebla, 75, serán gobernados por alguien que fue postulado por Morena o en coalición con ese partido.

En la Cámara de Diputados, el partido de Andrés Manuel tendrá la mayoría y con sus aliados alcanzará la anhelada Mayoría Calificada.

Sólo en el Senado tendrán un ligero bache, pues les faltan dos votos para alcanzar esa misma situación.

En resumen, cualquier iniciativa que envíe López Obrador, de las que anunció el pasado 5 de febrero en el aniversario de la Constitución, podrá ser aprobada.

Lo delicado estriba en que al contar con esa mayoría apabullante podrán cambiar la Carta Magna y después aprobar las reformas del llamado Plan C, como la propuesta para seleccionar a los jueces y magistrados por voto popular, que hoy es inconstitucional.

Andrés Manuel tendrá todo un mes para hacer los cambios que guste a la Constitución. La votación del domingo pasado fue un cheque en blanco para el inquilino del Palacio Nacional y ahí está el verdadero riesgo para nuestro país.

Oposición se acuartelará

Ante la maquinaria de Morena, los partidos de oposición habrán de reforzar su presencia en los pocos municipios que les dejaron.

Al corte de anoche unos 58 municipios, de los 217 que tiene Puebla, serán gobernados por algún representante de la coalición opositora o por un candidato emanado del PAN, PRI o PRD.

Aunque se trata de un número más pequeño que en la elección de 2021, los Ayuntamientos serán el bastión que habrán de defender las y los próximos presidentes municipales de la oposición.

Foto: Especial
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Los partidos habrán de reorganizarse desde ahí si es que tienen la intención de llegar a las elecciones intermedias o a las de 2030 con alguna posibilidad de avanzar.

De lo contrario correrán el riesgo que ahora mismo padecen los partidos como el PRD, Nueva Alianza o el PSI. Perder el registro -y con ello las prerrogativas- será el siguiente paso si continúan sin despertar el ánimo y la confianza de los votantes.

Ni más ni menos.