Jerónimo López Ramírez, conocido como Dr. Lakra, expone desde el sábado pasado gran parte de su producción artística en el Museo Amparo.  

Este creador, hijo de Francisco Toledo, ha utilizado las técnicas del tatuaje y el graffiti para intervenir carteles y objetos cotidianos como teléfonos, encendedores, zapatos, vasos, platos, tazas o muñecos.

Hace tatuajes en la piel, pero también en superficies inanimadas y utiliza portadas de las revistas de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX como soporte para su obra.

Inició su trayectoria a principios de la década de los 90 cuando se dejó influir por la escena punk "chopera" del Distrito Federal (punks, darks, skatos, heavy, rastas).

Cuenta que en El Chopo vio por vez primera "Tattootime" de Ed Hardy y el número de tatuajes de música, este proyecto lo inspiró.

El tatuaje, afirma, puede ser muchas cosas, dependiendo del contexto y puede ser incluso arte.

López Ramírez practicaba en sus piernas para probar agujas o diferentes tintas y se hizo un par de tatuajes en el brazo izquierdo.

Cuenta que alguna vez tatuó a una viejita chimuela y tuerta, tenía como 80 años de edad, a coleccionistas de arte, y cuando unos amigos en Guadalajara le enseñaron que cualquier plástico se puede tatuar, empezó a tatuar todo: teléfonos, encendedores, zapatos, vasos, platos, tazas, muñecos, todo lo que fuera o tuviera plástico. No lo hizo como una forma de arte, sino para decorar objetos de uso cotidiano.

La fase experimental de Dr. Lakra se ha prolongado hacia todo aquello que permite la imaginación de quienes aprecian el tatuaje como algo más que una moda.

En ocasiones especiales, dijo, hago tatuajes en perros o gatos.
Señala como sus principales influencias el cómic, la pintura flamenca o las portadas de los discos y en su obra el tema principal refiere los impulsos carnales.

La trayectoria
Dr. Lakra alguna vez tatuó a una viejita chimuela y tuerta, tenía como 80 años de edad, a coleccionistas de arte, y cuando unos amigos en Guadalajara le enseñaron que cualquier plástico se puede tatuar, empezó a tatuar todo: teléfonos, encendedores, zapatos, vasos, platos, tazas, muñecos, todo lo que fuera o tuviera plástico. No lo hizo como una forma de arte, sino para decorar objetos de uso cotidiano.