Personajes disímbolos, unidos en dos planos temporales, uno real y otro onírico, van tejiendo la trama de “Baila, baila, baila”, la más reciente novela editada en español por el japonés Haruki Murakami, en la cual un joven redactor “freelance”, divorciado e inmaduro, habrá de empeñar sus esfuerzos por encontrar su lugar de pertenencia, tanto física como emocional.

Narrada con el vértigo de un “road movie”, la historia de Murakami fue publicada en su idioma original en 1988, justo después del gran éxito que tuvo “Tokio Blues”, y en algún momento llegó a decir que había sido para él una tabla de salvación, en medio de lo que implicaba ser un “best seller”, pero también fue una forma de refrendarlo como el más pop de los autores de su generación.

Plagada de referencias musicales que van del rock al pop de los 80, la novela oscila entre la historia de amor y el “thriller” con tintes, a veces policiacos, a veces sobrenaturales, que retrata un Japón cosmopolita, con sus grandes edificios y corporaciones, sus sociedades disfuncionales y despersonalizadas, y su juventud desorientada y confundida.

Un actor mediocre, varias prostitutas, una niña de 13 años y sus padres artistas, egoístas e inmaduros, son algunos de los personajes que se cruzan en la vida del protagonista, un tipo simple y a la vez muy complejo, que busca algo o alguien a quien asirse, en medio del vendaval que a veces es esa existencia sin rumbo que simplemente fluye acorde con lo que acontece a su alrededor.

En el aire flota un olor a humedad, mientras la penumbra se apodera de la voluntad de quienes por accidente o a propósito se internan en las entrañas del antiguo Hotel Delfín, donde el protagonista cree que encontrará su estabilidad, mientras le obsesiona el encuentro con una prostituta con la que llegó a vivir en cierta armonía en el pasado.

Sin embargo, una serie de muertes y apariciones, de encuentros fortuitos que desencadenan situaciones poco previsibles, hacen al protagonista enfrentarse a su existencia, en cuyo camino pululan las cervezas, la comida sana y los pulcros hábitos de higiene, con una desordenada actividad laboral, una falta de iniciativa ante la vida y una docilidad ante el deseo de los demás.

La novela de casi 500 páginas, que se colocó como una de las más vendidas en septiembre en México, España, Estados Unidos y casi toda Latinoamérica, es, sin duda, uno de los textos más logrados del autor japonés, quien a partir de su vasta cultura musical hace de éste un viaje placentero no sólo para los amantes de las historias vertiginosas, sino para los melómanos.

También para aquellos bohemios de una generación posterior a la suya, a los que regodea con su amor por los autos clásicos; el ocio, que puede hallarse lo mismo en un pequeño apartamento en Tokio, un misterioso y lujoso hotel de Saporo, o las paradisiacas playas de Honolulu, en Hawái.

Así, aunque el Nobel de Literatura 2012 para el chino Mo Yan lo convirtió en el gran perdedor de las apuestas este año, el japonés Murakami ha ganado en popularidad y en seguidores, toda vez que tras colocarse en la terna de los favoritos al galardón sueco, sus libros en español tuvieron un repunte con “Baila, baila, baila”, luego de la excelente acogida que había tenido su trilogía “IQ84”, que publicó Tusquets en 2011.

Haruki Murakami (Kioto, 1949) estudió Literatura en la Universidad de Waseda y regentó durante varios años un club de jazz. En la actualidad es el autor japonés más prestigiado y reconocido en el mundo, merecedor de premios como el Noma, el Tanizaki, el Yomiuri, el Franz Kafka o el Jerusalem Prize.

Tusquets Editores ha publicado ocho novelas de este autor, así como su libro de relatos “Sauce ciego, mujer dormida” (II Premio Frank O’Connor) y la personalísima obra “De qué hablo cuando hablo de correr”.