Se trata de los restos humanos excavados en la orilla del Nilo, en el norte de Sudán, en 1964. El cementerio antiguo es conocido también como el Cementerio 117 o el Cementerio Jebel Sahaba. Un reciente estudio de los restos con el uso de tecnologías modernas que realizaron antropólogos de la Universidad de Burdeos ha proporcionado resultados interesantes.
En concreto, los investigadores descubrieron huellas y piezas de flechas con puntas de piedra, lo que les permitió concluir que la mayoría de las personas –hombres, mujeres y niños– fueron asesinadas por arqueros enemigos y posteriormente enterrados por su propia gente. Los científicos también concluyeron que se trata de un conflicto que podría haber durado varios meses.
Un estudio paralelo de los restos que realizaron investigadores del Reino Unido y EU ha permitido identificar que el conflicto podría tener un carácter racial. Los fallecidos, según descubrieron los científicos, pertenecían a la población subsahariana, que eran los antepasados de las personas de raza negra contemporáneas. Sus enemigos podrían pertenecer a pueblos levantinos que vivían en el territorio del Mediterráneo.
Los dos grupos, aunque pertenecientes al género Homo sapiens, tenían apariencia muy distinta y más bien tenían diferencias culturales y lingüísticas, señala The Independent. La guerra podría deberse a la competición por los recursos naturales ya que en ese mismo tiempo tuvo lugar un enfriamiento climático, sostienen los investigadores. El enfriamiento, conocido como Dryas Reciente, fue precedido por un período de clima favorable que permitió a las poblaciones expandirse en el territorio terrestre. La llegada de Dryas Reciente causó la disminución de los recursos y provocó migraciones humanas y la competición entre ellas.