Arqueólogos españoles del Proyecto Djehuty, encontraron el ataúd de una joven de entre 15 y 16 en una colina de Luxor, Egipto, cuya antigüedad se data en unos 3 mil 600 años. La joven portaba aún su ajuar: dos pendientes, dos anillos y cuatro collares, uno de ellos de gran valor.
El ataúd antropomorfo de la dinastía XVII del Antiguo Egipto fue hallado en la colina de Dra Abu el-Naga, en Luxor (antigua Tebas) y en él descansaba sobre el costado derecho la momia de una mujer, de unos 15 o 16 años y 1,59 metros de altura.
El ataúd, pintado de blanco y tallado en un solo tronco de árbol, probablemente un sicomoro, fue descubierto a unos metros del patio de entrada a la tumba-capilla de Djehuty (supervisor del Tesoro y de los trabajos artesanos de la reina Hatshepsut), junto a una pequeña capilla hecha en adobe del año 1600 a. C.
Los expertos han explicado que el ataúd fue abandonado sobre el suelo por saqueadores de tumbas en época antigua, pero que fue dejado “con cierto cuidado y sin abrir”.
Una radiografía de la momia dentro del ataúd reveló que la joven llevaba dos pendientes en la oreja izquierda y dos anillos (uno en cada mano), uno de hueso y otro de vidrio azul con un engarce y un cordel alrededor del dedo.
Sobre el pecho se habían colocado, formando un pequeño montón, cuatro collares, dos de cuentas de fayenza (un tipo de cerámica artesanal con acabado vidrioso) de distintos tonos de azul y un tercero de fayenza y de vidrio verde.
El cuarto collar “es el más elaborado y valioso”, según el investigador José Manuel Galán, quien explica que está formado por 74 piezas de distintas formas talladas en amatista, cornalina y otras piedras semipreciosas que todavía no han sido identificadas, además de vidrio, y siete amuletos de fayenza.
Un halcón de ámbar, representando al dios Horus, parece haber sido la figura central, flanqueado por dos escarabeos, amuletos egipcios con forma de escarabajo pelotero.
Galán, del Instituto de Lenguas y Culturas de Mediterráneo y Oriente Próximo y coordinador del Poryecto Djehuty, destaca que el ajuar “sorprende” su riqueza, al tratarse de una persona tan joven y con un “ataúd relativamente modesto”.
En la zona de la necrópolis donde se encontraron estos restos se ordenó enterrar, al menos, a tres reyes de la dinastía XVII y a algunos miembros de sus familias y cortesanos de la época residentes en Tebas.
Con información de EFE.