Que si la depresión es la gran enfermedad del siglo XXI, que si el populismo comunicativo le arranca espacios al periodismo, que si las generaciones actuales no son de cristal o que si el conocimiento es el mejor camino para la verdadera libertad, son parte de las ideas que comparte David Pastor Vico.

En Ética para desconfiados, su más reciente libro, Vico nos habla de los daños que la pandemia ha provocado o mejor dicho de las afectaciones que como sociedad han aflorado con el confinamiento.

La desconfianza, la más grave de ellas, está instalada en el chip de 8 de cada 10 mexicanos. Frases comunes como “Piensa mal y acertarás”, “No te fíes de nadie”, “Lo que sepa tu mano derecha que no lo sepa la izquierda”, se suman a la cultura heredada colocándonos en un modo de vida ajeno al que el ser humano por naturaleza tiene.

“Necesitamos confiar en los demás porque es la única forma de aprender, no solamente adquirir conocimientos, si no aprender a vivir coherentemente. A medida que somos más desconfiados nos vamos aislando de los demás y eso nunca es bueno”, ataja Vico en una video entrevista.

Depresión, la gran enfermedad

Enfermedades mentales como la ansiedad o la depresión se dispararon tras el confinamiento que suma más de 18 meses en algunos casos.

Al recordar que la OMS ya advertía que en el siglo XXI la depresión sería la gran enfermedad, el conferencista internacional, nos recuerda que el sentir, el dolor, la ansiedad, son las mismas emociones que se vivían en Grecia hace 2 mil años

Al considerar que Ética para desconfiados es un libro que da respuestas, subraya que la filosofía nos espanta, pero la ética es la parte útil, práctica y necesaria de ella.

Sobre la incertidumbre (que no es lo mismo que la desconfianza), Vico detalla que la filosofía nos da herramientas para salir de ella, una, la más valiosa, la amistad, porque permite que sean más llevaderos los problemas.

Las emociones que se desprenden de la incertidumbre como la ansiedad son comunes en la especie humana, la misma ansiedad que sentimos hoy nosotros es la que podía sentir un griego hace 2 mil años, exactamente la misma… El dolor es dolor y lo vivimos de la misma manera.”

Conocer para ser libres

La verdadera libertad, afina, no es hacer lo que venga en gana, es contar con posibilidades de elección y esas puertas siempre están asociadas al conocimiento: “Conocimiento que nunca se brinda en soledad, sólo en sociedad”.

Somos idiotas

A los adultos, que erróneamente nos hemos empeñado en estigmatizar a las nuevas generaciones como “de cristal” o “mazapán”, Vico nos califica de idiotas, en el sentido más puro de la palabra donde los griegos la utilizaban para referirse a quien sólo se preocupa de si mismo sin tener en cuenta los asuntos de la sociedad.

Los adultos somos profundamente idiotas cuando ponemos estas palabras en la cabeza de los jóvenes… la culpa la tenemos nosotros, los hemos formado”, apunta y ejemplifica que todo lo que les reprochamos a los jóvenes es lo mismo que les hemos fomentado.

Populismo comunicativo

El especialista en Ética de la Comunicación responde y señala uno de los errores más comunes en los mass media. Los comunicadores están convencidos que dar voz a todos, los hace plurales, cuando realmente lo que están produciendo no es periodismo si no populismo comunicativo.

Cualquier imbécil puede opinar de cualquier cosa, todos son todólogos, pantólogos”, subraya con humor mientras recuerda que una verdadera opinión es aquella argumentada, no maniquea.

Hemos malinterpretado que tengamos el derecho a opinar con creer que cualquier opinión tiene derecho a ser tomada en cuenta y eso es muy grave”, subraya antes de recordar que la obligación de los medios es confirmar los dichos y “apartar a los charlatanes”.

“Un medio de comunicación no puede dar una noticia diciendo ‘Pedro dice que llueve en la calle’ y después dar otra noticia diciendo ‘Juan dice que llueve en la calle’. La obligación del medio de comunicación es salir a la calle a ver si llueve. Y si llueve dice: ‘Pedro dice que llueve en la calle y llueve en la calle’… Cuando damos espacio a cualquier opinión a cualquier persona, no estamos haciendo periodismo, lo que estamos haciendo es populismo comunicativo, que pone en el mismo grado de verisimilitud a un parlanchín, que a una persona que sabe de lo que está hablando”.

Al acotar que la “gran lacra” de las redes sociales es el uso que hacemos de ellas, apuntó que el “lector también tiene que ser critico y entender como funcionan los medios de comunicación”.