El FC Barcelona cerró el círculo en Wembley y conquistó su cuarta UEFA Champions League en el mismo escenario donde levantó la primera.
Venció por 3-1 a un Manchester United FC que empezó fuerte y acabó rendido al juego azulgrana. En una final intensa, entre dos colosos del fútbol europeo, que el Barça decidió por la calidad de sus jugadores teniendo al frente de ellos uno convertido en leyenda: Lionel Messi.
La apuesta de Sir Alex Ferguson fue perfecta en estos primeros compases. Sin sorpresas en su alineación robó el esférico al Barça y presionó sin respiro, como en la fina de Roma de 2009. No hubo noticias de los azulgranas, a merced de la intensidad inglesa. Nueve minutos tardó en encadenar varios pases seguidos. Fue entonces cuando Lionel Messi apareció y el Barça comenzó a combinar, aunque con poco éxito. El United fue valiente en su planteamiento, sin ningún destructor en el centro del campo y con gente de buen trato al balón. Apostó por un encuentro de igual a igual.
En el 15' llegó la primera ocasión clara. Con el Barça cada vez más asentado, David Villa abrió el esférico a un Xavi Hernández escorado a la banda derecha. Su centro medido al corazón del área encontró a Pedro Rodríguez, que cerca de Edwin van der Sar mandó el balón fuera. Fue el primer aviso al United. Pasado este arrebato inicial el encuentro se fue tiñó de azulgrana. Villa, que pareció recuperar su mejor instinto goleador, tuvo un remate desde el balón del área que rozó el palo, y poco después un nuevo disparo del asturiano fue detenido por Van der Sar en su último partido como profesional.
El Barça rondaba cada vez más un tanto que no tardó en llegar. Ferdinand y Vidic son dos centrales poderosos, pero sufren con constantes movimientos. Pedro lo sabe, cambió de posición y provocó el desequilibrio en la zaga inglesa. Xavi lo vio y dibujó el pase hacia el canario en la banda derecha. Allí, y ante Van der Sar, coló el esférico raso y con clase por el palo corto.
Todo parecía de cara para el Barça con el marcador a favor, pero el United es mucho United y sacó petróleo de un simple saque de banda. Recuperó el balón y superó la presión azulgrana con un Rooney que salió directo hacia el área, donde tiró una pared con el eterno Ryan Giggs. Dentro del área el inglés no falló y subió las tablas al marcador antes del descanso.
Tras la reanudación el Barça salió con energías renovadas. Se hizo el dueño del balón y buscó el área rival. Daniel Alves, que sufrió para contener a Park Ji-Sung, tuvo el segundo con un remate que detuvo Van der Sar, pero fue entonces cuando apareció el de siempre, Lionel Messi. El United falló en su presión y firmó su condena. El máximo goleador del torneo agarró el balón en la frontal, avanzó un par de metros y saltó un latigazo al fondo de la red.
A partir de entonces llegó el homenaje. El Barça se gustó y acumuló ocasiones ante un United impotente. Xavi, Iniesta y Messi comenzaron a tocar y a moverse como sólo ellos saben hacerlo. Un espectáculo para los sentidos. Y en el minuto 70, el éxtasis. Sergio Busquets robó el esférico en el área del United y cedió atrás para David Villa, que con el interior de su pierna derecha colocó una fantástica parábola en la escuadra del United.
El cierre perfecto a una final preciosa que corona al Barça como nuevo rey. Su fútbol, delicado y de buen gusto, así lo merece. De nuevo Wembley ha vuelto a ser testigo: el Barça manda en Europa.