Un hecho insólito se suscitó al término del partido por la final de la Champions entre el Barcelona F.C. y el Manchester United. Una vez entregadas las preseas que los acreditaban como campeones, incluída la mítica Orejona, Gerard Piqué Bernabeu sacó unas tijeras de la nada y se dirigió a las redes de una portería del estadio londinense de Wembley, donde ayudado por sus compañeros recortó, en unos 10 minutos, toda la malla de la meta.

Una vez con todo el enmallado en sus manos corrió al centro del campo donde lo alzó en señal de victoria y como un peculiar souvenir de la cuarta Champions del club blaugrana.