El viernes 25 de mayo de 2012 hace tiempo que lo marcó en rojo en el calendario. Sobre todo, después de constatar que dar caza al Real Madrid en la Liga era misión imposible y que la opción de reeditar el título de 'Champions' se había esfumado en una aciaga semifinal ante el ultradefensivo Chelsea.

Pep Guardiola dirigirá su último partido oficial con el Barcelona el viernes y sabe que, además del encuentro de su despedida, será también su última final, la que le dará la oportunidad de engordar aun más su currículum y poner el broche de oro a su exitoso paso por el banquillo azulgrana.

El 14 de 19 pasa por Madrid y se juega en el Vicente Calderón. Porque Guardiola desea completar la etapa más gloriosa del Barça levantando un nuevo trofeo, el último, el decimocuarto de un total de diecinueve posibles, una cifra de entorchados descomunal que nadie en el mundo del fútbol ha logrado jamás en tan poco tiempo.

Además, el torneo copero es el único que el preparador catalán no tiene repetido en su palmarés. Ha ganado tres Ligas, dos Ligas de Campeones, dos Mundiales de Clubes, dos Supercopas de Europa y tres Supercopas de España, pero solo una Copa del Rey.

A la Copa corresponde la única final que Guardiola ha perdido como entrenador. La del año pasado en Mestalla ante el Real Madrid de Jose Mourinho.

Y la Copa es curiosamente el título que inauguró su palmarés como entrenador del conjunto catalán en 2009, un año al que le seguirían la Liga, la 'Champions', la Supercopa de España, la Supercopa de Europa y el Mundial de Clubes, otro récord para la historia.

La final ante el Athletic Club de este viernes 25 de mayo, es por tanto, la que cierra el 'circulo virtuoso' de Guardiola en el Barça, la competición donde empezó todo y donde todo acaba.

Aquella Copa de 2009 fue la de los suplentes, a quienes Guardiola dio la mayoría de minutos en esta competición, del penalti parado por Pinto en las semifinales contra el Mallorca y de los goles de Bojan, el '9' titular en el torneo del KO.

También fue la Copa de la exhibición en la final de Mestalla, de nuevo ante el Athletic, al que acabó goleando (4-1) en un partido excelso tras remontar el gol inicial de Toquero.

Al año siguiente, el 'Pep Team' no pudo reeditar el título al caer en octavos de final ante el Sevilla, que le sorprendió en el partido de ida disputado en el Camp Nou (1-2).

Luego en el Sánchez Pizjuan, el Barça encerró al conjunto hispalense durante toda la segunda mitad, pero Palop protagonizó una de esas actuaciones memorables que se recordarán mucho tiempo y el 0-1 obra de Xavi no le alcanzó para pasar.

El conjunto azulgrana volvió a la final de la Copa del Rey en 2011 ante el eterno rival, el Real Madrid. Otra vez en Mestalla, en un partido igualado y repleto de tensión que tuvo una parte para cada equipo y decidió un cabezazo de Cristiano en la segunda mitad de la prórroga.

Este viernes, el Barcelona de Pep Guardiola vivirá su tercera final del torneo en cuatro años. Quizá la más peleada después de haber tenido que dejar por el camino a tres Primeras -Osasuna, Real Madrid y al Valencia- para llegar hasta aquí.

Los jugadores azulgranas solo tienen en mente una cosa: despedir a su técnico brindándole el último triunfo en la última final y regalar a Pep el cuarto título de la temporada y el decimocuarto en cuatro años. Como bien dijo Cesc hace unos días, "sería un despedida espectacular".