Real Madrid cerró este martes su billete para los octavos de final de la Liga de Campeones, virtualmente como primero de grupo, después de derrotar por 1-0 a un gris Liverpool, que no fue rival para el conjunto madridista en una noche en la que el récord de Raúl González alargó su vida por el discreto partido de Cristiano Ronaldo.
Apenas hubo partido en el Bernabéu. Brendan Rodgers, más preocupado del choque contra el Chelsea, en realidad sí vio el partido como "una amenaza", como había negado en la previa, y plagó un equipo de suplentes en el césped con Gerrard, Sterling y Coutinho, tres de sus mejores piezas en el banquillo, marchándose de vacío y complicando seriamente su futuro en el torneo.
Ancelotti, en cambio, continuó fiel a lo que funciona y no dio minutos de inicio a Gareth Bale, dejando a Isco y a James en el terreno de juego, y metiendo únicamente de refresco a un Varane que ejerció de mariscal en la zona defensiva y que se encargó de cortar las escasas acometidas de los reds, empequeñecidos desde el pitido inicial pese al continuo empuje de su incansable afición.
Tampoco fue el día en que se puso fin al récord de Raúl González de 71 goles en la Liga de Campeones. Cristiano, en un partido sin brillo, se quedó sin marcar, algo desconocido para él en el último mes y medio, y ahora la oportunidad será para su gran rival deportivo, Leo Messi, que está a dos tantos y juega mañana ante el Ajax.
A pesar de su buen intensidad de salida, al actual campeón de Europa le costó abrir el marcador. Enganchado a su talento, personificado en Isco, muy móvil y apareciendo por todos los lados, y Benzema, siempre generoso para dar un desmarque o una pareda, acorraló pronto al Liverpool, sostenido al principio por Mignolet, autor de dos paradas meritorias a James y, sobre todo, a Cristiano, más errático de lo habitual donde suele ser letal.
Pero a los 27 minutos el Real Madrid puso fin a la resistencia del equipo inglés, poco incisivo a la contra y sufriendo principalmente por su lado derecho por donde Manquillo lo pasó mal con la conexión Marcelo-Isco. Precisamente, un hueco a su espalda fue aprovechado por el lateral brasileño para recibir un pase del malagueño y enviar un preciso centro al desmarque de Benzema para que éste lo empujase a la red.
El gol no desató al conjunto madridista, aunque su mando en el partido no bajó un ápice. Al contrario que en Anfield, el camino hacia la portería red le costó mucho más, pese a que en los minutos finales, Benzema y Cristiano tuvieron sus ocasiones. El portugués probó de falta, recibiendo la respuesta del portero belga, y poco después no sacó provecho a un magnífico pase de Modric.
Baja, Cristiano sigue desacertado
Como estaba previsto, la segunda parte bajó de nivel, en parte porque el Real Madrid empezó a tomarse con más pausa el partido e Isco, Benzema y James fueron apagándose. El Liverpool no lo aprovechó en demasía para acechar con peligro a Iker Casillas, sin trabajo en su partido 144 de Champions, pero Mignolet y la zaga defensiva comenzaron a tener una noche más tranquila.
A Cristiano parecía pesarle la ansiedad por el récord de Raúl, mientras que a la espalda de la línea de medios, los reds encontraban espacios, si no para amenazar, sí para tomar aire con el balón. Lallana tuvo el honor de ser el primero en crear cierto temor al capitán madridista y Ancelotti buscó reacción metiendo a Bale por James.
CR7 volvió a desperdiciar una buena ocasión, Benzema no acertó poco después otro envío envenenado de Marcelo, que volvió a dejar claro otro buen partido con otro pase a Bale que el galés remató al travesaño. Rodgers se la decidió jugar finalmente y sacó a Gerrard, ovacionado por el Bernabéu, Sterling y Coutinho, en busca de un final de tú a tú. Pero no pasó nada, ni siquiera el esperado tanto del ídolo de la afición madridista.