El Ciclón de Jerez contesta el teléfono con mucho dolor en el rostro y sin poder mover el cuello. Debería estar hospitalizado, pero convenció al doctor que estaría mejor en una finca, por el Guadalquivir, a manera de retiro. Contesta con dificultad y pide se le marque unos minutos más tarde. Luego responde.

 

El mismo mes, la misma plaza y el mismo ojo.

Considero que el torero se viste de luces y sale a cualquier plaza sin saber qué puede ocurrir. Yo, como hombre de fe, no soy capaz de reconocer o preocuparme que el destino no sea tan macabro. El  destino es como es y siento que la cornada del 7 de octubre de 2011 se repita el 15 de octubre de 2016, gracias a Dios sin grandes consecuencias. Es cierto que sucede en la misma plaza donde pude perder la vida dos veces.

 

¿Es usted supersticioso?

Hombre, si fuera supersticioso no sería hombre de fe. La superstición te lleva a no confiar en Dios. Yo confío en Dios y en la Santísima Virgen.

 

¿Qué le han dicho los doctores?

Reposo absoluto, vigilado. No puedo mover el cuello, hay secuelas. Han hecho un escáner y no hay ningún tipo de lesión que dé preocupación. El traumatismo, por la cornada, no pasó a mayores. Fíjate lo que son las cosas, el doctor Alberto García me había hecho 11 operaciones sobre el párpado afectado y esta cornada echó todo para atrás. Hay que iniciar una cirugía para recomponer la parte afectada.

 

Ya se salvó tres veces.

Yo no soy un torero milagro, soy un torero que tiene que darle la cara al toro en cada tarde y me considero un torero muy afortunado. Eso sí. Un toro me atravesó la garganta, otro me sacó un ojo y ahora, en los chiqueros de la plaza de La Misericordia, un pitón me revienta el parche, párpado y ceja. No pierdo la conciencia, sólo la fortaleza. Cuando estaba en la enfermería le pedí al doctor que me permitiera salir. ¿Torero milagro?, creo que todos los toreros lo somos alguna vez en la vida. Bueno, yo tres veces.

Trae el toreo en las venas para soportar esas heridas.

El toreo se siente de verdad, se sufre de verdad y se muere de verdad.

 

¿De dónde sale el valor para regresar al ruedo?

No sé si soy hombre de valor, lo que sí soy hombre de reconocer que soy capaz de afrontar el toro, aún herido. No me considero ni quiero que me vean como un héroe, yo soy un torero que ha mamado de una fuente que me ha llevado a cumplir mi destino.

 

¿Usted es memorioso con los nombres de los toros?

Sí, de muchos. Un toro llamado Marqués fue el que acabó con la visión del ojo izquierdo. Y recuerdo a los otros que me han herido, pero también a los que me han dado gloria.

 

¿Algún sentimiento especial con Marqués?

No le guardo rencor a ninguno.

 

¿Se acostumbra a mirar la vida de un solo lado?

Vivo la vida desde un prisma diferente, no me preocupa ni el futuro ni el presente.

 

¿No pierde la distancia al toro?

No, los toreros sabemos las distancias. No te puedes quedar corto ante un toro, ni ceder ventajas.

 

¿Su padre insiste en que usted se retire?

Siempre me pidió que me retirara y no le gustaba acompañarme a los ruedos. Paradójicamente, este año he tenido la suerte y la dicha de salir por la Puerta del Príncipe en la Maestranza de Sevilla. Eso no se logra cualquier día. El día anterior a esa fecha (abril de 2016) le dije que me acompañara y él no quería. Te vas a perder la Puerta del Príncipe, le contesté. Fíjate cómo le contesté, sin saber si se haría realidad o no. Me pidió que fuera a recogerlo, porque no quería perderse la Puerta del Príncipe. Le cumplí. Ese día llovía a mares y estuvo a punto de suspenderse la corrida. Llegamos al patio de cuadrillas, recogen la lona. Esa tarde salí en hombros. Mi padre, mi hermano y mi familia no se pudieron sentir más orgullosos. Aquel vaticinio, que lo había dicho irónicamente, se cumplió.

 

¿Qué dice su hija Paloma?

Siempre me acompaña. Cuando perdí el ojo, fue la que me pidió que regresara al ruedo. Es una gran aficionada del toreo de su padre. Me ha acompañado en los días más importantes de mi vida como matador. ¿Mirarla en el ruedo?, no, no, no. Eso no. Lo que me llama la atención es que puede ser una buena periodista. Apunta muchas cosas durante las corridas y hace buenas críticas. Pero en el toreo no la veo.

 

¿La prensa española qué ha dicho de usted, en su última corrida?

Lo que pasa es que no te has informado. Mi pregunta hacia ti es ¿qué te ha parecido la respuesta de la prensa española?

De maravilla. Lo llevan en hombros y detallan cómo es que se ha levantado de la cornada y ha regresado al ruedo en La Misericordia para matar al sexto toro de la tarde.

 

La locura.

El cariño, el respeto y la admiración en una plaza que me persigue. El público de pie y yo en las principales portadas de los medios de toda España y en algunos rincones del mundo.

 

¿Le han hablado de otros países en estos días?

Sí, hombre. Han llamado de Ecuador, de Colombia y ahora tú de México. Se han preocupado por mí y eso me halaga.

El sábado en el ruedo, no sintió que algo raro flotaba en el aire.

Soy un hombre que no puede pensar que una desgracia pueda volver a suceder. No puedo pensar en la muerte. Si pensara que un toro puede quitarme la vida, no lo enfrentaría.

 

¿Dónde está?

En la finca llamada Portagayola en la ribera del Guadalquivir. En observación, pero confiado en que puedo recuperarme pronto. Los doctores me quieren tener en un hospital, pero yo les digo que no hay mejor observación que la de mi mujer y mis hijos.

El próximo año volverá usted en octubre a Zaragoza.

Bueno, por qué no. Llevo tres años triunfador de la feria, este año me dieron el premio a la valentía. ¿Qué pasa? ¿Por qué no?

 

Gracias por la charla, matador.

Le pido me deje expresar estas últimas palabras al cariño, al respeto y al apoyo de toda una afición de México. Me han mandado muchos mensajes, eso es una demostración de un seguimiento a un torero, y me siento orgulloso de que la afición de México me siga y me quiera. Ojalá y pronto esté con ustedes.