El rector Enrique Agüera destacó la importancia del movimiento de reforma universitaria, iniciado en la Universidad Autónoma de Puebla en 1961, al celebrarse el 50 aniversario de este capítulo de la historia universitaria que abrió el camino para las transformaciones que hoy hay hecho de esta casa de estudios una de las más importantes de México.

“La reforma fue un detonador, generó profundos cambios, pero sobre todo, alineó las intenciones para nunca más abandonar la defensa de la universidad para nunca más abandonar el propósito y la función sustantiva de la universidad pública, su tarea como una institución formadora y científica, y como un espacio al cual la sociedad recurre siempre en la búsqueda de respuestas.”

El movimiento de reforma universitaria inició en abril de 1961 y tuvo su momento crucial el 1 de mayo, cuando los llamados estudiantes “carolinos” tomaron el edificio central de la Universidad en demanda de respeto al carácter laico de la educación, la libertad de cátedra y el respeto a la autonomía de la institución.

Por esto, la celebración del cincuentenario de la reforma se realizó el 12 de abril de este año en el Salón Paraninfo de la Autónoma de Puebla, con la presencia de varios exuniversitarios protagonistas de aquella época.

Agüera Ibáñez sostuvo que dicho movimiento fue fundamental en la universidad al ser detonador de cambios trascendentales en la vida de la institución.

Además, puntualizó que el espíritu de la reforma de 1961 sigue vigente, ya que la UAP mantiene la lucha para construir las reformas necesarias que le aseguren un futuro promisorio, “un futuro comprometido con aquellos principios de la universidad democrática, crítica y popular”.

El reconocimiento

El rector hizo un reconocimiento público a los cientos de universitarios participantes de esa lucha, quienes con la defensa de su ideario contribuyeron a gestar la universidad del presente.

Hizo hincapié en el hecho de que en la historia de la UAP se encuentran muchas de las respuestas de por qué esta universidad se propone defender sus logros y salir adelante para enfrentar adversidades.

En representación de los universitarios protagonistas de la reforma, Ramón Beltrán López dirigió un mensaje en el que resumió los orígenes de la lucha y el deseo de los contemporáneos por forjar una Institución universal, abierta a todos los mexicanos, y que sobre todo, defendiera las libertades del ser humano.

“Deseábamos construir una universidad que estuviera permanentemente abierta a la discusión de todas las corrientes del pensamiento humano, una universidad que fuera real y verdaderamente universal. Una universidad que pusiera en práctica un laicismo verdadero, y que por ser respetuosa de todas las creencias, se mantuviera alejada por igual de todas las religiones e iglesias.”