Había pasado el listado de logros, desde la referencia a las certificaciones, la infraestructura, los premios internacionales, las nuevas instalaciones del Complejo Universitario.
Y ya cuando los avances se habían presentado, la voz se le quebró al rector de la Universidad Autónoma de Puebla (UAP), Enrique Agüera Ibáñez, al presentar a su familia.
El informe había transcurrido entre la sobriedad, el videoinforme y los reconocimientos institucionales.
Cuando Enrique Agüera —corbata roja— saludó a su familia, un leve y abrupto silencio se creó entre el auditorio universitario. La cámara enfocó al rector. Se le observó emocionado, por unos segundos, de inmediato recuperó el control. Pero el gesto había quedado en la atmósfera.
Los iniciados acogieron este gesto, fuera del habitual control del rector, como un signo futurista.
En su año del segundo período como rector, la clase política —universitaria y más allá del claustro— guardó un mensaje contundente y claro que despejara el enigma del oráculo del 2012.
Pero el segundo informe de labores del período 2009-2013, adoptó un tono sobrio, salvo la escena de la alusión familiar.
Enrique Agüera Ibáñez, rector de la UAP, concentró su informe en los logros del segundo año de gestión, continuidad de un proyecto enraizado entre la tradición de la clase política local.
Ya en el mensaje político, Agüera Ibáñez hizo una defensa de la educación.
“No habrá manera de conseguir que México transite hacia el progreso si no hacemos de la educación un factor que detone el desarrollo con calidad y equidad.”
El rector subrayó
“Porque estoy convencido que ante la búsqueda de respuestas y soluciones ante los nuevos retos paradigmáticos de la humanidad, ahí debe estar presente la ciencia y el conocimiento, ahí debe estar presente la universidad.”
Al final puso el énfasis en la defensa de la universidad pública:
“Porque defender a la universidad pública es defender el futuro de la nación y a sus ciudadanos.”
Luego de los mensajes de ambos personajes, se soltaron las interpretaciones en los pasillos. Entre la despedida y la permanencia; entre el futurismo y la estabilidad. Mensajes cifrados de élites. Guiños para iniciados.
Duelo de personalidades. Contraste de cosmovisiones. Espejeo de ambición de las élites.
El informe representó un encuentro tête-à-tête en un frágil equilibrio que para muchos, los iniciados, ya está definido.
Al ser presentado ante los miembros del Consejo Universitario hubo aplausos comedidos para el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
El representante de la ANUIES, Rafael López Castañares, también recibió una salva de aplausos.
Poco a poco el vibrato para el gobernador fue subiendo, al inicio fue presentado con cierto aire templado, casi frío, pero a medida que iba transcurriendo el informe e iban siendo mencionados los calificativos, subían de tono los elogios hacia el titular del poder Ejecutivo. Ya casi al término de su discurso, el rector Enrique Agüera Ibáñez se refirió así al gobernador:
“¡Gracias, gracias por todo señor gobernador!”
Frase que registra la intimidad de cómo las élites se hablan entre sí.
Otras menciones fueron para Martha Erika Alonso, esposa del gobernador; para su amigo y colaborador Fernando Manzanilla Prieto, secretario de gobierno; para el secretario de Educación Pública, Luis Maldonado; para el líder del Congreso, Guillermo Aréchiga Santamaría; para los alcaldes Eduardo Rivera Pérez y Miguel Ángel Huepa, así como para líderes partidistas.
Minutos antes del informe, otro escenario también para las interpretaciones y los encuentros. Por ejemplo, Fernando Manzanilla y Eduardo Rivera se dieron un símil del abrazo de Acatempan.
El exgobernador Melquiades Morales Flores, en primera fila: otros priistas a partir de la sexta o séptima fila. Los exrectores José Doger Corte y Enrique Doger sentados juntos.
Los integrantes del gabinete de Rafael Moreno Valle en primerísima fila.
Los rostros de una nueva geografía del poder, del reacomodo de las élites locales.
El evento del informe fue la localización de la emergente clase política a guisa de lucha de vencidas en un escenario neutro, apenas rígido pero lo suficientemente sugerente para volver el informe lo mismo la reiteración de los logros de un grupo de poder, representativo de la universidad, que la plataforma de cualquier demostración futurista. He ahí el núcleo de lo esperado.
Luego del discurso del rector se presentaron una serie de videos de formato novelesco en el que diversos actores abordaban los logros durante la actual administración universitaria.
La apuesta del informe fue por el videoinforme; de cuidada producción, con un guión algo adocenado, resaltando los logros del informe. Una larga producción de ocho videos apologéticos.
En su intervención, el gobernador Rafael Moreno Valle, señaló sepan que cuentan con el apoyo del gobierno del estado. Que yo siento el apoyo de la universidad.
El gobernador de Puebla resaltó: “Hay causas que nos unen a los poblanos.”
Moreno Valle apuntó:
“Todos hacemos causa común en torno a la universidad, de nuestra querida Puebla, la causa para ser mejores.”
Y como remate, dijo Moreno Valle:
“Para la universidad y para Puebla, lo mejor está por venir.”
Fue como un acto de teología moral. Sin evidenciar, la suerte de ninguno de los dos personajes en el escenario.
En los discursos se presentaron como aliados. El informe representó un encuentro tête-à-tête de dos de los personajes centrales de la vida política del estado de Puebla.
Y en el futuro se cifró el sentido del segundo informe del rector Enrique Agüera Ibáñez.