El hombre es capaz de aprender historia a través de la literatura, un ejemplo sencillo son determinadas novelas que narran acontecimientos históricos por medio de la prosa o a manera de testimonios, para trasladar al lector al lugar de los hechos”, expresó Diana Elena García Castillo, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la UAP.

Al participar en el quinto Coloquio de Historia Cultural e Historiografía —que organiza esta unidad académica— comentó que de esta forma el historiador puede construir un discurso con el lenguaje literario, además de manifestar una expresión estética al lector.

Palabras y frases como injusticia, violación a los derechos humanos, fe en la política y en la religión describen cómo se vivieron las guerrillas en el país, un lapso importante en la historia de México.

Al citar la novela Alma melancólica en conserva, indicó las costumbres culinarias, la conformación y la persecución de los guerrilleros, al igual que los indicios de la conciencia política en los jóvenes, son aspectos relevantes de la época.

García Castillo expuso que con la musicalidad de las palabras se crea el ambiente para desarrollar una historia verosímil.

Los estudiantes de historia deben desarrollar un estilo que sirva de estímulo a la imaginación. Es necesario explorar el ejercicio de la pluma, así como cultivarse literariamente.”

El desacuerdo
Otro aspecto que salió a relucir fue la ficción, para eso Daniel Herrera Rangel, estudiante de doctorado en el Colegio de México, señaló que muchas personas están en desacuerdo con la acción de que el historiador emplee aspectos literarios.

“¿Cuándo es que el historiador y el narrador se separaron? ¿Acaso el papel del historiador no es contar historias? Al contrario, debe manejar ambas facetas para dar solidez a una narración”, señaló.

Resaltó que el acercamiento a la historia es con relatos, “nuestro oficio es contar historias, las cuales están llenas de ficción; el problema surge cuando se cree que este último término significa suponer o crear algo, cuando ni siquiera los hechos dicen la verdad”.

Para finalizar la mesa “Historia y Literatura”, José Carlos Blázquez, académico del Colegio de Historia de la UAP, narró algunos aspectos de la vida de Rafael Cabrera, un poeta de un solo libro (Presagios) y quien se dio a conocer en los “juegos florares” con su poema “Ojos negros”.

Fue un estudiante de medicina que se cultivó en la literatura, quien con sus poemas metristas dio a conocer parte de su personalidad conservadora y católica, de quien se posee un busto en la capital poblana en el paseo de San Francisco rumbo a la Cruz Roja Mexicana; un personaje que pasa desapercibido por la mayoría de las personas, pero que dejó huella en la poesía.”