La alfabetización “informacional”, junto con el desarrollo de habilidades lectoras, escritas y verbales, es la nueva moda y reto que tienen las universidades para que los estudiantes aprovechen todas las aplicaciones informáticas, sean críticos en lo que leen y expresen sus opiniones.
Lo anterior fue señalado por Nora Ledis Quiroz, jefa de la Biblioteca Fundadores de la Universidad CES de Colombia, en su conferencia “La lectura científica, planificación y promoción basados en el uso de los recursos bibliográficos”, donde destacó el problema que enfrentan los jóvenes, sobre todo cuando recién ingresan a educación superior.
En el Teatro del Complejo Cultural Universitario, ante más de 300 bibliotecarios de Puebla, Morelos, Hidalgo, Tlaxcala, Distrito Federal y Veracruz que participan en las octavas Jornadas Bibliotecarias, la académica advirtió que “saber leer no significa saber decodificar” y la mayoría de los estudiantes tienen problema, sobre todo con los textos científicos.
“Los alumnos cuando egresan de la preparatoria e ingresan a una licenciatura se enfrentan a un cambio radical porque no tienen experiencia en la lectura científica y a ello hay que sumar el que los docentes les ponen a leer estos textos sin explicarles cómo hacerlo.”
Generalmente, dijo Ledis Quiroz, los libros escritos por científicos son para científicos y contienen un lenguaje que no es común entre los estudiantes que recién ingresan y tienen que aprenderlo, lo que no es sencillo, menos aún cuando les dan capítulos en fotocopias donde no tienen antecedentes del tema ni bibliografía.
En la alfabetización “informacional” de los muchachos deben trabajar de forma conjunta personal de las bibliotecas y docentes, para desarrollar cursos y programas que introduzcan a los estudiantes en estas lecturas y sobre todo conocer qué libros y servicios requieren.
Para conocer esta demanda, la Biblioteca Fundadores de la Universidad CES desarrolló un software que denominó Elogim, que le permite conocer qué servicios y textos son los que más utilizan los estudiantes de acuerdo a la carrera que cursan y en qué meses del periodo escolar se intensifica su aprovechamiento.
De esta forma, la universidad evita adquirir bibliografía y servicios que no serán aprovechados y determina la promoción sobre disponibilidad bibliográfica, servicios digitales y cursos que desarrollen en los estudiantes habilidades intelectuales.
Las bibliotecas públicas, para llegar a los jóvenes e impulsar su interés por los textos científicos, deben integrarse también a las redes sociales y otros medios informáticos que son de su interés, abundó Ledis Quiroz.