El Centro de Investigaciones en Ciencias Microbiológicas es una de las dependencias más sólidas en investigación del Instituto de Ciencias de la UAP al estudiar el funcionamiento y aplicación de determinados microorganismos, investigación que permite hoy en día resolver los problemas del campo, la industria y de salud pública.

La relevancia de las investigaciones de este centro se manifiesta en el registro de dos patentes: generación de inoculantes bacterianos denominados de segunda generación y de un proceso de cuantificación de bacterias, señaló Ricardo Carreño López, coordinador del centro.

De igual forma, su competitividad y calidad está presente en colaboraciones internacionales con diferentes instituciones educativas como la Universidad de La Rioja, en España, y la Universidad de Texas, en Estados Unidos.

Entre las fortalezas de este centro se encuentran sus cinco cuerpos académicos, uno consolidado y los demás en proceso de consolidación, mismos que realizan investigación básica en diferentes ámbitos.

En ellos “se trabajan líneas de investigación desde el estudio de microorganismos asociados al humano, a plantas, animales y se indaga en su aplicación en la ecología”, indicó.

Microbiología Médica es el cuerpo académico consolidado; en éste “se trabaja diagnóstico, fisiopatología y etiopatogenia de enfermedades infecciosas, ya que es importante conocer las bacterias causantes para contrarrestar su efecto en la salud humana”, explicó el coordinador.

En Biotecnología Microbiana se estudian microorganismos de interés biotecnológico, para mantener condiciones ecológicas en la regulación de la producción de metabolitos secundarios como plásticos biodegradables y su utilización para elaborar inoculantes bacterianos.

La bioquímica y biología molecular de la interacción microorganismo-planta, por ejemplo el microorganismo Azospirillum brasilense, útil en favorecer el crecimiento y producción de pasto, arroz y trigo, se analiza en el cuerpo académico Bioquímica y Genética Microbiana; también se trabaja la genética y biología molecular de la interacción parásito-hospedero y microbiología molecular y celular.

El cuarto cuerpo académico es Ecología Molecular Microbiana donde, explicó Carreño López, se trabaja la supervivencia microbiana, es decir, cómo los microorganismos pueden resistir la falta de agua, procesos de congelación y otras condiciones ambientales extremas.

Por último, está Microbiología de Suelos, donde se estudia la biotecnología ambiental y fertilización biológica, línea de investigación que permitió la elaboración de biofertilizantes; un ejemplo de ello es Biofertibuap —fertilizante biológico— para cultivos de alto rendimiento y valor económico, como maíz, trigo, sorgo, cebada y frijol.

El doctor Ricardo Carreño López informó que la planta docente del Centro de Investigaciones en Ciencias Microbiológicas está integrada por 38 investigadores, de los cuales 33 tienen líneas de investigación propias. Más de la mitad de los académicos son miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y están dentro del Programa para el Mejoramiento del Profesorado (Promep).

Se atiende a un total de 60 alumnos de maestría y doctorado en Microbiología, programas académicos dentro del Padrón Nacional de Posgrados de Calidad del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), así como de la Licenciatura en Biomedicina adscrita a la Facultad de Medicina, quienes al elegir el área terminal de microbiología finalizan su formación en este centro.