Elisa Cabrales Domínguez, estudiante de la preparatoria Emiliano Zapata de la UAP, heredó de sus padres el gusto por la naturaleza misma que ha convertido en su pasión y ha rendido frutos, pues en dos ocasiones ha representado a la universidad y a Puebla en la Olimpiada Nacional de Biología obteniendo los primeros lugares.

Hija de dos investigadores de la institución, Elisa cursa actualmente su último año en la preparatoria y se está despidiendo satisfecha, ya que obtuvo la medalla de plata en la pasada Olimpiada Nacional de Bilogía celebrada en Cuernavaca, Morelos, y antes en el mismo certamen organizado por la Academia Mexicana de Ciencias ganó bronce. “Este resultado me hace ver que sí puedo lograr mis metas y que puedo llegar más alto. Es un logro que me impulsa hacia delante”, comentó.

Para poder representar a la institución y al estado, Elisa tuvo que pasar el filtro de su escuela a través de exámenes de selección; posteriormente se midió con otros alumnos de las demás preparatorias de la UAP, para después enfrentarse con éxito a alumnos de todos los sistemas de educación media superior de Puebla. Entonces se convirtió en seleccionada estatal junto con otros cuatro estudiantes sobresalientes de este certamen.

Elisa asegura que continuará con su amor por la biología y espera en un futuro poder trabajar en algún proyecto de conservación de ecosistemas mexicanos: “Lamento que siendo este un país tan diverso, la gente no quiera ver ni reconocer la riqueza natural y la desperdicie”.

Desde pequeña ha estado interesada en saber cómo funciona la vida, los organismos y ecosistemas. “¿Qué nos ha llevado a convertirnos en una red de seres vivos tan compleja?”, se pregunta a sí misma.
Esta atracción data desde que era pequeña. Sus padres, ambos trabajadores de la institución, le han transmitido la pasión no sólo por la biología, sino también por el trabajo.

Su madre, Laura Domínguez Canseco, es bióloga investigadora del Centro Universitario para la Prevención de Desastres Regionales (Cupreder) y realiza investigaciones documentales sobre los recursos naturales de ciertas zonas de la región. Su padre, Roberto Arturo Cabrales Vargas, fue académico de la Escuela de Biología.

Cabrales Vargas falleció cuando Elisa tenía 11 años de edad, sin embargo la estudiante aún tiene recuerdos agradables: “Recuerdo que nosotros (ella y su única hermana), levantábamos las manos para participar con más frecuencia que sus propios alumnos durante sus clases, yo tenía cinco años.

”Fue un golpe duro, él quería que saliéramos adelante y creo que lo hicimos”. Ahora las tres mujeres, madre e hijas, comparten las labores de la casa, sus actividades académicas y el gusto por la biología.

Entre otras cosas, a Elisa le gusta la astrología, no obstante, le pesa el no saber a qué signo pertenece. Es defeña, pero tiene muchos años viviendo en Puebla. Dice que vivir con biólogos resulta chistoso: “Nos reímos cuando alguien se espanta de un insecto”.

Amante del dibujo, las artes plásticas y la historia, del cineasta Tim Burton y de la banda de rock 30 Seconds to Mars, Elisa también procura estar informada de diversos temas. “Aunque leo artículos de divulgación, también disfruto de escritores como Louis Robert Stevenson y Howard Phillips Lovecraft”.

Quizá su identificación con los lobos, su especie animal favorita, pueda clarificar su temperamento: “Los lobos son seres gregarios, versátiles, fuertes y peligrosos que puede sobrevivir en distintos ambientes; la cantidad de matices que puede tener su pelaje es fascinante”.