A diferencia de su primer viaje a Estados Unidos, el segundo no fue por un curso de inglés, sino para estudiar Ingeniería Eléctrica y hacerse de un título profesional al otro lado del muro. Para Roberto Herrera López, el primer dreamer en llegar al estado, su propósito se diluía con cada comentario, tweet y política antimigratorios del presidente Donald Trump. Por fortuna, Roberto, uno de estos soñadores, encontró en la BUAP una opción para cumplir esta meta.

Cuando regresé me di cuenta que no tengo que ir tan lejos para desarrollarme”, expresó el ahora estudiante de Ingeniería en Automatización y Autotrónica de la Máxima Casa de Estudios en Puebla, programa académico que empata con el que estudió en la Mid Michigan Community College.

El joven de 25 años de edad forma parte del nuevo campus de San José Chiapa, del Complejo Regional Centro, gracias a que la UAP participa en el programa PUENTES, de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), el cual apoya a quienes por motivos migratorios no pueden continuar sus estudios en Estados Unidos y que por dicha causa requieren ser incorporados en planes de estudios equivalentes vía revalidación.

De esta forma, la UAP muestra su solidaridad con los compatriotas que debido a la incertidumbre política que se vive en Estados Unidos no tienen claro su futuro, mientras que Roberto, por su parte, se convierte en el primer dreamer en volver a su estado gracias a PUENTES, así como en el primero en llegar a esta Universidad.

Por ello, el director de Educación Superior de la SEP de Puebla, Alejandro Hernández Solís, propuso turnar el caso de Roberto a la Comisión de Normatividad de la Comisión Estatal de Planeación de la Educación Superior, para generar un proceso que se instale en todas las universidades del estado, a fin de homologar criterios que permitan a estudiantes, en condiciones similares, incorporarse a las instituciones que forman parte de este programa.

Cada mexicano tiene su historia. Para cada sueño, una ruta diferente.

Aunque los dreamers son definidos técnicamente como los jóvenes que ingresaron desde niños a Estados Unidos de forma ilegal, para Roberto Herrera, quien migró con documentos en regla, este grupo va más allá de los 2.1 millones de indocumentados que se estima se encuentran en tales condiciones.

Desde que el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA), fue puesto en riesgo de desaparecer, este esquema expirará en marzo y el gobierno de Trump no ha manifestado interés en renovarlo, la desesperanza invadió a los millones de estudiantes y trabajadores jóvenes que, independientemente de su estatus legal, buscaban concretar su sueño en dicha nación.

Es muy difícil determinar quién es un dreamer. Para mí son personas de mi edad que no son ciudadanos estadounidenses y que por la inmigración sufren de un ambiente de incertidumbre. No importa si seas legal o no, si eres mexicano te dicen tú eres un dreamer. Ese es el mensaje; es tan complejo que ni allá lo entienden”, comentó el joven universitario.

Roberto Herrera López llegó a México el pasado 20 de septiembre. Arribó cargado de emociones, pues luego de seis años de radicar en Michigan finalmente se reencontraría con sus familiares. En ese tiempo, de 2011 a 2017, combinó sus estudios con trabajos. Primero colaboró como asistente del Departamento de Lenguas de su antigua universidad. Más tarde, ahí mismo, ayudó a orientar a los estudiantes de intercambio, para luego ser trabajador de un restaurante como pizzero, cajero y almacenista, donde perseveró y llegó a ser gerente.

Había que subsanar sus necesidades básicas: además de las colegiaturas, Roberto tenía que cubrir por cuenta propia los gastos de renta, salud, pues carecía de seguro médico, el cual es de costos elevados, comida, transporte, vestido. “Era difícil, pero también posible”.

En 2011 llegó con las amistades que previamente había conocido cuando estudió inglés. Desde su primer año notó que no era el único con ese tipo de sueños: “Cada mexicano tiene su historia. Por cada sueño, hay diferentes rutas. Había personas que querían quedarse pese a todo, porque todo lo que conocen está allá.