Ante la pasividad de autoridades estatales, municipales y federales por ejecutar acciones contundentes contra los tratantes de personas, las organizaciones civiles trabajan con universidades para consolidar una cultura de prevención para acotar el campo de esta nueva forma de esclavitud.

Durante el desarrollo del panel de Datos Personales vs Trata de personas, realizado en la Escuela Libre de Derecho Puebla (ELDP), el presidente de Restaurando México, Óscar Salomón Cortes Flores, detalló que entre los planes gubernamentales contra la trata de personas, no existe alguno direccionado a la regeneración de la descomposición social de algunas zonas, como Tlaxcala y Puebla, donde familias, generacionalmente, se dedican a este delito. 

Cortes Flores reveló que alrededor del 80 por ciento de los cerca de 20 mil tratantes de personas en el territorio nacional provienen de Tlaxcala. Por lo tanto, denunció que las tres instancias gubernamentales no han emprendido acciones claras para frenar este la explotación.

Detalló que en el caso de Tlaxcala, concretamente en la localidad de Tenancingo, se realiza un  festival abominable donde la figura del padrote es enaltecida.

“Allá se le pregunta al niño ¿qué quieres ser de grande? entonces como su papá, tío, abuelo fueron padrotes, a lo que aspiran es a hacer lo mismo que sus ejemplos porque se les hace normal la explotación de personas y el sueño de estos infantes es llegar a ser tratantes, todo eso es lamentable, pero las autoridades no tienen planes directos para frenar ese fenómeno”.

Acentuó que este fenómeno social se hizo invisible para la comunidad porque es muy difícil ver a las víctimas y victimarios, además, por desconocer las cifras exactas.

Redes sociales, anzuelo seguro

La coordinadora de proyectos de Sin Trata A.C., Andrea Bravo Clabello, detalló cómo las múltiples redes sociales han contribuido a que los tratantes, sin tener contacto directo con sus víctimas, las conduzcan por el camino de la prostitución.

“El enganche y la explotación ha sido muchas veces a través de internet porque esas personas dedicadas a lucrar con el cuerpo de sus víctimas, usan todos los métodos a su alcance para lograr sus metas”.

La mayoría de los casos son niños y niñas entre los 10 y 15 años que caen en la trampa “inocente” de sus futuros captores, que los desaparecerán sin dejar rastros en la mayoría de las ocasiones. Por lo tanto, señaló que un 37 por ciento de las personas son atrapadas a través de las diferentes redes sociales que los niños manejan libremente,  sin la supervisión de sus padres. 

Explicó que en Facebook y en Twitter al no existir una corresponsabilidad legal para los usuarios, son aprovechados al máximo por los explotadores porque no hay un control jurídico que impida colocar fotos de personas que se hacen pasar por otras para enganchar a los usuarios.   

Andrea Bravo llamó a los jóvenes universitarios no postear todas sus fotos, porque existen individuos que solo están esperando conocer al perfil ideal.

Triste historia

Valiente ante sus captores y explotadores, Rosalba Córdoba narró como un padrote de Tlaxcala, en su natal Tabasco, aprovechó las circunstancias para ganarse su confianza y llevarla a la Ciudad en México en avión en donde fue recibida por explotadores.

“Me recibieron el aeropuerto y me dijeron que mi amigo estaba en una peregrinación a la Guadalupana, me comunicaron con él y me dijo que estuviera tranquila que no me asustará, me llevaron a donde estaba realizando la peregrinación, después de varios llegó y comenzó lo que no quería hacer”.

Contó que su captor, la trasladó después a Tlaxcala, en donde le compartió que quería comprar una casa linda, pero necesitaba ayuda para adquirirla.

“Me dijo que tenía que ser acompañante, le respondí que no pero una golpiza me obligó y con su prima que también se dedica a controlar a las víctimas  me vistió y maquilló”.

El suplició terminó cuando recibió una brutal golpiza por no conseguir los seis mil pesos que debía entregar diariamente.

“Un policía que siempre se encontraba en un Oxxo me preguntaba por qué estaba trabajando en eso, ese día como estaba tan enojada y lastimada le conté todo, me llevó con sus superiores que me regañaron, pero me pidieron que le hablara mi amigo y lo citará en el hotel donde yo trabajaba; ahí lo (los policías) lo esperaron y esposaron, desde entonces soy libre”, indicó entre sollozos a los jóvenes universitarios.