Académicos del Instituto de Investigaciones de la Ibero Puebla recopilaron los efectos integrales de la polución en el acuífero y las personas que viven cerca de él. Contaminación, escasez de agua, inundaciones y salud son algunos de los problemas que aquejan a la cuenca del Alto Atoyac.
Señalaron que la falta de información impide el desarrollo de políticas públicas adecuadas para atender una zona que ha sido declarada en estado de emergencia ambiental.
Al traducir la emergencia ambiental del río a cuestiones monetarias, los académicos señalaron que la afectación a las actividades económicas asciende hasta los 16 millones de dólares.
Al dar detalles, explicaron que los costos de saneamiento mensuales son de 5 mil dólares, y las afectaciones a la salud escalan hasta 10 millones de dólares.
"No es sencillo cuantificar la contaminación del Atoyac, en todo caso, los estudios convergen en que se han rebasado las capacidades de gestión de residuos".
De acuerdo con las investigaciones, los hogares y pequeños negocios son responsables de una buena parte de la emisión de aguas residuales.
A través de su empresa de saneamiento New Water, Michael Andrew Paulhus emprendió un proceso de tratamiento a estos acuíferos. Cuando abrió su mercado a los municipios, sus plantas se desbordaron. “Ha subido el nivel de contaminación porque hay menos vigilancia”, explicó.
En ese sentido, destacó que existe un mal manejo de los recursos hídricos en todo el país. Por ejemplo, en el norte, la sobreexplotación de acuíferos ha provocado sequías prolongadas, mientras que en las costas los cuerpos de agua se han convertido en zonas de muerte.
Robert H. Manson, investigador del Instituto de Ecología, A. C., consideró que la falta de un sentido comunitario de gobiernos y empresas ha marginado los procesos ecosistémicos que, de ser protegidos, representarían beneficios para la sociedad.
“Para la salud pública, ellos deben estar pensando ‘¿por qué me están llegando tantas personas enfermas?’. En lugar de estar tratándolos deben atacar el problema de raíz. En este caso, la contaminación”.
Por su lado, Lorena Cabrera Montiel explicó que el sector inmobiliario no se ve afectado por la contaminación del acuífero, por el contrario, las políticas de suelo han contribuido a que algunas viviendas cercanas al río sean más caras que en otras áreas.
El sector inmobiliario engloba múltiples industrias que, en suma, tienen altos impactos ambientales. De acuerdo con la coordinadora de la Especialidad en Gestión Integral del Riesgo de la Ibero Puebla, la construcción representa el 16 por ciento del consumo mundial del agua.
Añadió que el 9% se hace uso en el trabajo en el cemento y se utilizan dos toneladas de materias primas por cada metro cuadrado de construcción.
"Esto se debe a que la disponibilidad de agua, independientemente de su sanidad, ayuda a inflar los precios para la construcción".
Otros fenómenos como la deforestación, la mala gestión de residuos, la construcción en cauces de ríos y la instalación inadecuada de drenajes tienen un impacto directo en la contaminación de la cuenca.
“Es un sector muy extractivo, que genera muchos recursos y que no le importa mucho dónde se ubica. El costo de no tener estudios actualizados y comparables sobre la contaminación es grave, ya que sin información pertinente las propuestas de políticas públicas e incidencia serán pobres”., señaló la investigadora del IIMA de la Ibero Puebla, María Eugenia Ibarrarán.