Las personas que deciden tener una preferencia sexual diferente, no necesitan ningún tipo de terapias de conversión sexual, aseguró el abogado Julio Santos Lozano.

“Las familias de este segmento de la sociedad que tienen a la derechización al conservadurismo, son ellos los que necesitan este tipo de terapias. Se necesita madurez, sensatez, empatía, dejar los prejuicios y los convencionalismos sociales y los discurso extremadamente moralista de la iglesia”.

El académico del Instituto de Ciencias Jurídicas (ICI), resaltó que el líder de la iglesia católica, el Papa Francisco, ya se pronuncia a favor por este tipo de manifestaciones, por eso, hay que destacar no la religiosidad y sí la progresión de derechos humanos.

Y aunque avaló la legislación poblana en la materia, dijo que, debe ser un poco más severa, “no acabamos de empatizar con el ser humano, no podemos definir a alguien que tiene que ser a nuestro gusto”.

Julio Santos destacó la diversidad y la libertad que es la que impera para que todo mundo tenga el gusto, preferencia, sexualidad, que ellos decidan y nadie tiene por qué influir.

Por otro lado, invitó a los conservadores, principalmente a la línea dura del PAN, a que reflexionen un poco de historia, porque sorprende las reacciones legislativas, “legislar y penalizar este tipo de conductas es un indicativo del fenómeno que se vive cotidianamente”.

“Es posible que muchos de nosotros estamos ajenos a este tipo de prácticas retrogradas, violatorias de derechos humanos e ilegales, es algo reproblable en una sociedad que tiene una doble moral”.

El litigante, respaldó la frase “nada que curar, nada que modificar, porque no es una enfermedad”, además, recordó que desde el 17 de mayo de 1990, la OMS dejó la homosexualidad fuera del catálogo de enfermedades mentales, “para todo hay gustos y cada uno tiene un gusto diferente”.

Julio Santos, recordó que en la edad media la iglesia reconocía una figura, la adelfopoyesis, que era la unión entre dos personas del mismo sexo y lo permitía la iglesia, que se dejó de practicar por temas de la misma iglesia, “no podemos decir que es nueva, porque siempre ha existido”.

En relación con la postura de la diputada local, Mónica Rodríguez, el abogado dijo, “no se trata de terapias que martirizan, sino las que no generen violencia, porque si una persona que es sometida a una terapia contra su voluntad está siendo violentada”.

Resaltó que, la progresividad de los derechos humanos en que venimos avanzando por una exigencia social, no debe frenarse, “entonces nos regresamos 200, 300, 400 años y exponemos a este tipo de sanciones a quienes tengan una preferencia sexual diferente”, finalizó.