A pesar de no ser una de las estrategias más efectivas en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, adoptó el modelo de seguridad que tradicionalmente se ha ocupado en Estados Unidos. 

Así lo refirieron catedráticos de la UPAEP en rueda de prensa virtual organizada con motivo de la reciente detención de Ovidio Guzmán, líder del cartel de Sinaloa.

Académicos de esa universidad indicaron que el presidente de México ha sido insensible ante las pérdidas de las fuerzas armadas.

Los académicos de la institución en cuestión señalaron que el titular del ejecutivo federal optó por cambiar su enfoque nacional de seguridad, es decir, el de "abrazos, no balazos", esto en la más reciente operación contra las bandas criminales dedicadas a la venta de estupefacientes en el país.

Consideraron que descabezar las agrupaciones no subsana el problema en turno, pues las células se reagrupan, surgen nuevos líderes y siguen registrándose actos de violencia.

"A pesar de que, a lo largo de los años, el Estado mexicano ha perseguido el descabezamiento de las organizaciones criminales, pues hemos visto que estas organizaciones no han cesado de existir", dijeron.

Uno de los ponentes, Derzu Daniel Ramírez Ortiz, director de la Licenciatura en Relaciones Internacionales, expuso que entre las principales causas que orillaron a López Obrador a modificar su estrategia de seguridad fue la presión de Estados Unidos.

Abundó que, en julio pasado, en el marco de la visita del político tabasqueño al vecino país del norte se confirmó que habría una coordinación bilateral para frenar la comercialización de fentanilo, un opioide sintético que es considerado 50 veces más fuerte que la heroína, el cual es causante del 75 por ciento de las sobredosis en Estados Unidos.

También refirió que, con el descabezamiento de los carteles, AMLO contradijo una de sus promesas iniciales de campaña, acerca de no continuar con la misma línea de sus antecesores en el combate contra el crimen organizado.

Por su parte, Herminio Sánchez de la Barquera y Arroyo, decano de la carrera de Ciencias Sociales, indicó que el presidente de México ha sido insensible ante las pérdidas de las fuerzas armadas.

Ello en virtud de que no ha dedicado palabras especiales a los 10 militares que murieron en el operativo para detener a Ovidio Guzmán.

"Me duele que este gobierno no tenga palabras para los militares asesinados en esta guerra contra el narcotráfico", apuntó.

Igualmente, señaló que López Obrador no acudió al sepelio de los 14 agentes de la Marina que fallecieron en un operativo para detener a Caro Quintero, los cuales cayeron el año pasado en el ejercicio de sus labores mientras estaban en un helicóptero.

Aunque reconoció que en la operación del pasado 5 de enero hubo mejoras en la estrategia del gobierno federal, el académico de la UPAEP recriminó que no se haya previsto la respuesta de los grupos cercanos al líder sinaloense. 

"Creo que faltó desplegar más efectivos, con más contundencia, para evitar los bloqueos de los grupos criminales. No sé cuántos hubo como 19 o 20", declaró.

Por otro lado, manifestó su incomprensión respecto a la razón por la cual las autoridades niegan la colaboración de los estadounidenses en la detención de Ovidio Guzmán.

Acerca de si dicho acto se trata de un regalo para Joe Biden, presidente de Estados Unidos, consideró que no en el sentido estricto, pues es una operación que conlleva tiempo de planeación, sin embargo, expresó que la visita del político en cuestión pudo haber acelerado algunas tareas de seguridad.