El plan B de la reforma electoral del presidente Andrés Manuel López Obrador, tiene un carácter impositivo y muestra total inviabilidad si se aprueba en el mismo sentido en que se presentó.

Así lo aseguró el académico de la UPAEP, Valente Tallabs González, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Gobierno, “el plan B de la reforma electoral no ha sido debidamente debatida, ese es el tema y el problema”.

Por eso, reveló que, el plan B llega como un segundo intento del poder ejecutivo, frente a la incapacidad política de poder sacar adelante su reforma estructural electoral, que fue rechazada por el poder legislativo del país.

Y aunque el plan B es una versión más moderada pero que aun así muestra algunas inviabilidades que identificará un carácter impositivo si realmente se aprueba en el mismo sentido en el que va.

Lo anterior, dijo, lo han señalado varios especialistas, donde coinciden en que todavía no es el momento de presentarla a debate en la Cámara de Diputados del país.

Hay aspectos que hay que discutirlos más, hay otros que pueden ser valiosos, pero el “timing” en el que se quiere sacar, a un año prácticamente del inicio electoral sucesorio es muy malo.

Y reiteró que, es muy malo porque no hay las condiciones administrativas, ni presupuestales ni humanas, para poder sacar un proyecto como el que se planteó.

“El gran problema son los tiempos preelectorales en los que se está poniendo en el debate, pero no es solo eso, eso sería lo más preocupante, pero también hay elementos que se tienen que analizar de manera mucho más integral”.

Es decir, agregó Tallabs González, se tienen que debatir, porque se tienen que acordar entre las fuerzas políticas para que realmente sea algo viable y deseable, teniendo como parámetro la calidad de la democracia.

Debe considerarse, además, no solo de la democracia instrumental, que ahí es donde está puesto el dedo del presidente López Obrador, en esta confrontación abierta que tienen con el Instituto Nacional Electoral y con los consejeros, el secretario ejecutivo y el presidente, Ciro Murayama y Lorenzo Córdoba Vianello, respectivamente.

Es un capricho el plan B de la reforma electoral, reconoció, pero tiene un poco de todo, “la forma es fondo y de inmediato sale como respuesta que es frente a la negativa de su proyecto estelar”.

Esto nos habla que todo está premeditado y que ya estaba planeado para que, de inmediato diera una respuesta contundente como mensaje político a la estructura del INE, dijo el académico de la UPAEP.

Otra lectura es que, sí hay elementos que pueden ser valiosos si se discuten debidamente y pueden realizarse y se viables, porque muchos de ellos fueron promovidos por la presidencia y son parte de la agenda que los partidos han vendo impulsando desde años atrás.