La condición laboral de los migrantes a su paso por el territorio poblano es de explotación porque quieren obtener un ingreso y ofrecen sus servicios de trabajo, pero al final de la jornada no les entregan las remuneraciones que les corresponden con el pretexto de que “no está el patrón”. El párroco de la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, Alberto Vivar León, dijo que, los migrantes que llegan al albergue ubicado en esa parroquia, quieren trabajar y van a la central de abastos, “pero al momento del pago les hacen esperar hasta que se aburren porque no está el patrón y no les pagan”.

Lo que sucede, dijo, es que trabajan un día y deciden no pagarles, pero lo mismo les ocurre cuando toman un transporte, porque los operadores les cobran hasta el 50 por ciento más, solo por tener la condición de migrantes.

En el marco del 50 aniversario de la ordenación sacerdotal del padre Gustavo Rodríguez Zárate y la presentación del libro “El cura del morral”, el párroco de esa iglesia dijo que, se han ido agudizando los problemas cada vez más y hay cosas que siguen igual y otras están peor.

Y es que, de acuerdo con las experiencias que los migrantes le comentan durante su estancia en el albergue, de manera permanente son presa de los asaltos.

Dijo que, los problemas que enfrentan alrededor de la CAPU siguen igual, “porque los que asaltan saben que el migrante no va a denunciar y no van a decir nada”.

Vivar León, señaló que, los identifican por la forma de hablar y de vestir, pero ellos tienen el gran problema que les hace falta mucha información, por eso, hace falta llevar a cabo mucho trabajo para que conozcan sus derechos.

El problema reiterado, dijo, es que si denuncian piensan que van a llamar a migración y se los pueden llevar, “es algo que sigue pasando”.

El sacerdote alertó que, algo que ha cambiado es que cada vez más pasan adultos mayores, personas de más de 60 años, “y eso habla de una gravedad mayor, porque el adulto mayor no aguanta”, y otro problema es que aumenta número de mujeres con hijos y adolescentes.

Además, mencionó que, las mujeres migrantes ya vienen con la idea de que las pueden violar en el camino y lo aceptan porque dicen que a eso van, “otras vienen con sus hijos con ese riesgo”.

Y aunque la acción humanitaria básica debe venir del gobierno, el problema es que no la hay y las autoridades se lavan las manos, “el cambio de la política migratoria ha agravado la situación, porque hay muchos retenes y eso orilla a que haya más coyotes”.

El traslado de los migrantes ha cambiado, porque ya casi no usan el tren y ahora usan autobuses, donde también son extorsionados, porque en traslados que deben pagar 80 pesos, les cobran 120, es decir, pagan al 50 por ciento más de lo que se debe.

Insistió en que, el cambio de política complica más las cosas, además, “si de por sí el gobierno no ayuda, los conductores de camiones los dañan más”.