En la ciudad de Puebla, el modelo socioespacial corresponde a un proyecto de ciudad poco discutido, consensuado y difundido por la mayoría de sus habitantes, donde la gran mayoría de los recursos federales fueron destinados al automóvil.

A decir de Elvira Bedolla García, maestra en Hábitat y Equidad Socio Territorial de la Ibero Puebla, de acuerdo con datos de hace 8 años, del total de fondos federales destinados a proyectos en movilidad, el 76.2 por ciento fue invertido en infraestructura.

Es decir, en ese momento, se le dio mayor prioridad para el automóvil particular, cuando el 69 por ciento de los viajes al trabajo y el 85 por ciento de los traslados a la escuela se realizan a pie, en bicicleta y en transporte público, con base al Instituto Municipal de Planeación en el 2017.

Lo anterior, provoca que la infraestructura destinada para estos medios de transporte se encuentre en malas condiciones, tal es el caso de la zona de estudio, que abarca la parte central de la ciudad, así como sus barrios aledaños.

A pesar de ser uno de los más importantes centros de actividades económicas, sociales y culturales, considerándose el principal polo de atracción de viajes de la población en el municipio y su contexto conurbado, sufre una marginalidad.

Eso es consecuencia del rápido crecimiento urbano, así como del rezago y de la distribución inequitativa de recursos, programas y proyectos, además, los barrios aledaños son una zona de abandono y de gentrificación.

Además de una especie de estancamiento de dinámicas de intercambio que no termina de articularse con el resto de la ciudad, provocando que estemos creando unos guetos y generando que exista rechazo.

El derecho a la ciudad se materializa en la facilidad para acceder a las oportunidades en una determinada zona de forma segura a través del uso de un sistema dado de transporte.

Bedolla García, indica que lo anterior, hace de la disponibilidad y de sus condiciones para hacer uso de estos, factores determinantes sobre si una persona puede acceder a una actividad o no.

“Un sistema de movilidad eficiente debería ser una herramienta de política pública que contribuya a reducir las desigualdades sociales en su población; sin embargo, durante los últimos 50 años en Latinoamérica, el desarrollo de la movilidad se ha centrado en el uso del automóvil como modo de transporte óptimo”.

Lo alarmante, es que. al automóvil, no toda la población tiene acceso y cuyos costos reales de uso no son únicamente absorbidos por su usuario, sino por la sociedad en general.

“El desarrollo de la movilidad se ha centrado en el uso del automóvil como modo de transporte óptimo, creando ciudades metropolitanas divididas con centros urbanos que no cuentan con las condiciones de infraestructura para cubrir las necesidades de movilidad de las personas”.

Como la zona central de la ciudad de Puebla que, a pesar de ser uno de los polos de atracción más importantes del municipio, no cuenta con las características necesarias para que las personas puedan trasladarse y realizar sus actividades de forma adecuada.