La disidencia magisterial dentro del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y dentro de los gremios estatales de la educación se mantiene postrados ante las dirigencias que, cada vez con mayor libertad, toman decisiones sin ser cuestionadas.
Por eso, Miguel Guerra Castillo, vocero del Consejo Democrático Magisterial Poblano (CDMP), aseveró que, a pesar de que el magisterio crítico y opositor hizo contribuciones importantes, hoy están en riesgo de que siga la postración y no se opongan a decisiones que toman los líderes seccionales.
Ante esa situación, dijo, hubo destacados dirigentes de la disidencia en el pasado que jugaron un papel importante para que las autoridades en turno no tomarán decisiones radicales como la Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) en tiempos del expresidente Enrique Peña Nieto.
En ese momento, en el Estado de Puebla hubo una oposición real a ese proyecto producto del modelo neoliberal y ese sentir magisterial se conjuntó en la disidencia magisterial que, con el paso del tiempo se confrontó internamente y empezaron con una lucha de poder ante los gobiernos estatal y federal.
Los que se opusieron a esas medidas dentro de la ACE, recordó, lucharon organizados en contra de los acuerdos que tomaron entre la presidencia de la república y la ex líder nacional del SNTE, Elba Esther Gordillo Morales.
Y es que dentro de los factores por los que se opusieron a la ACE estaba el hecho de que exigían hacer públicos los resultados de las evaluaciones, cuyos resultados tenían que ser presentados en escuelas, en los Estados y a nivel nacional.
A decir de las autoridades federales y de la dirigencia del SNTE, el objetivo central de la ACE era generar una amplia movilización de todos los sectores a favor de la educación en el país, con la finalidad de que la sociedad sea la que vigilara los compromisos que reclamaban la transformación del sistema educativo nacional.
Guerra Castillo, afirmó que, la disidencia magisterial se apagó porque sigue pesando la influencia de una corriente sindical arrolladora, reformista y oportunista, y porque no se formó conciencia de lucha a través de los años, “no se ha formado conciencia”.
El vocero del CDMP explicó que hay inercia y no hay fuerzas organizadas, aunque aparecen algunas expresiones nuevas que son formas de organización desde el centro, “no son expresiones de luchas concretas, significativas ni políticas, aunque el magisterio contribuye, pero no hay una gran fuerza organizada”.
Hay riesgo y posibilidades de disminuir la disidencia, dijo, pero también hay un riesgo para el magisterio al hacerlo, por ejemplo, que abona el atraso en los derechos del magisterio, que redunda en la influencia en el terreno de la educación que el sindicato ha tenido a través de los años, desde 1943.
“Es una gran cantidad de años y hubo tiempos en los que contribuyó a exigir, a luchar porque la educación cumpliera con los objetivos que señala la Constitución en el artículo tercero”, pero ahora, no se observan esas luchas.