La cantidad de mujeres en los cárteles mexicanos aumentó un 400% en 4 años. Amplían su rango de actividades y suben en el escalafón del delito organizado. ¿Víctimas o villanas?
No es inédita la participación femenina en el narcotráfico, pero su rol va en ascenso y además está cambiando: de realizar tareas auxiliares, las mujeres pasan al crimen directo y a asumir jefaturas.
"El Ejército tiene evidencia de que las mujeres comienzan a ocupar puestos estratégicos dentro del Cártel del Golfo, informaba un artículo reciente del diario mexicano Excelsior. En esa ciudad (Reynosa, con 600.000 habitantes y en el estado de Tamaulipas) no sólo se ha comenzado a obtener información de que el número de mujeres que se dedican al sicariato se está incrementando, sino que han pasado de cuidar las casas de seguridad y de administrar los recursos a llevar a cabo operaciones precisas para el cobro y trasiego de droga e indocumentados".
En Tamaulipas, uno de los principales escenarios de la guerra por el control territorial entre el Cártel del Golfo y Los Zetas, las mujeres fueron las principales víctimas de la violencia, no sólo al padecerla en forma directa, sino porque muchas quedaron solas al frente de sus hogares. Algunas son directamente obligadas a trabajar para los cárteles. Unas pocas han adherido en forma más o menos libre a esa actividad. La mayoría se ha visto empujada a remplazar al hombre arrestado o asesinado.
"El Cártel del Golfo apuesta a que las mujeres vengan a fortalecer a una organización que se ha visto mermada por las bajas que ha sufrido en los enfrentamientos contra los Zetas", dice el informe de la enviada especial del Excelsior, Aurora Vega, a esa región, en la cual las mujeres juegan ya un papel estratégico.
Es un fenómeno análogo al que se produjo en las mafias del sur de Italia: ante las numerosas bajas en las filas masculinas, las mujeres asumen las tareas y responsabilidades de sus maridos, hermanos, padres, tíos y hasta sobrinos.
El sitio especializado InSight Crime sostiene que el número de mujeres que trabajan en el tráfico de droga en México se ha incrementado un 400% entre 2007 y 2010. La cifra surge del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) que contabiliza la cantidad de condenas por delito de narcotráfico contra mujeres.
El protagonismo femenino en el delito organizado ha llegado al cine, a la literatura -La Reina del Sur, la novela de Pérez Reverte, fue llevada a la pantalla chica (foto)- y, por supuesto, a la música a través de los narcocorridos. Entre las damas del narco, algunas han adquirido notoriedad pública, como Sandra Ávila, llamada la "Reina del Pacífico", detenida en 2007.
En defensa de las mujeres, InSight Crime sostiene que éstas están en "una ambigua posición en la línea que separa la víctima de la victimaria" y que aún el papel de aquellas que han trascendido como "jefas", caso de la propia Sandra Avila o de Enedina Arellano Felix, del Cártel de Tijuana, fue sobreestimado por los medios. Por lo general, todas ellas obtienen su poder por lazos familiares.
Pero lo que está sucediendo en Reynosa implica un salto "cualitativo". Un cártel como el del Golfo, debilitado por la guerra intranarco, apela a "ellas" para reforzar a sus efectivos y modifica así el perfil de la mujer en sus actividades ilegales (que, cabe decir, no sólo abarcan el tráfico de estupefacientes sino también el de personas, además de secuestros extorsivos y contrabando).
Es indudable que cada vez son más las mujeres que se ven arrastradas hacia el crimen organizado. Algunas de ellas ocupan posiciones intermedias en la actividad, como Mireya Moreno Carreón, alias "La Flaca", detenida por dirigir un punto de distribución de Los Zetas, en San Nicolás de los Garza, en las afueras de Monterrey. Y la justicia mexicana ofrece recompensa a quien contribuya a ubicar el paradero de 14 mujeres que actualmente ocupan jefaturas narco. Dos de ellas, Elizabeth Garza y Elvira Arroyo, son buscadas también por la justicia de los Estados Unidos, por su papel en el narcotráfico internacional. Garza es una de las 15 personas más buscadas por la DEA.